domingo, 9 de agosto de 2020

DOMINGO XIX DEL ORDINARIO "¿PORQUÉ HAS DUDADO?

La Historia de Jesús caminando sobre el mar, sigue a la historia de la multiplicación de los panes. Jesús despide a la multitud y se va al monte a orar. Estar en el monte señala que éste es un momento importante para Jesús: Ya antes trató de buscar un momento de soledad, pero la multitud lo interrumpió. Ahora encuentra la oportunidad para orar, está apartado y solo.

Por segunda ocasión, los discípulos enfrentan una situación con la que ellos deben lidiar por si solos inicialmente, pero Jesús una vez más viene en su rescate y los salva a través de un acto soberano de autoridad. 

Jesús viene hacia ellos caminando sobre las aguas, los discípulos no son capaces de reconocerlo en medio de la tormenta y la oscuridad de la noche. Les parece un «fantasma». El miedo los tiene aterrorizados. Lo único real para ellos es aquella fuerte tempestad. Jesús les dice las tres palabras que necesitan escuchar: «¡Ánimo! Soy yo. No temáis». Solo Jesús les puede hablar así. Son palabras de aliento no de reprimenda. 

Pedro comienza diciendo “Señor, si tú eres,”. El discípulo le está diciendo al maestro que hacer, si, en verdad, es el maestro y no un fantasma. Pide un mandato, y actúa cuando el maestro le da ese mandato. Para Pedro, este es un momento tanto de debilidad como de fortaleza. Duda, pero quiere creer. Teme, pero sale de la barca a enfrentar la tormenta. Comienza a caminar, pero se distrae por los fieros vientos. Cuando comienza a hundirse grita “¡Señor, sálvame!”, y con ello expresa su fe incluso a pesar de su miedo. 

Y él extenderá la mano, lo agarra, y le preguntará: «¿Por qué has dudado?» ¿Por qué tu miedo y tu angustia? No mires tanto a la tormenta y a las aguas: mírame a mí, y ven conmigo. 

Los discípulos adoraron a Jesús diciendo “Verdaderamente eres el Hijo de Dios”. El misterio de la persona de Jesús está comenzando a filtrarse. En este evangelio escuchamos proclamar la relación filial de Jesús, en la confesión de Pedro. 

Así hemos de aprender hoy a caminar hacia Jesús en medio de las crisis: apoyándonos no en el poder, el prestigio y las seguridades del pasado, sino en el deseo de encontrarnos con Jesús en medio de la oscuridad y las incertidumbres de estos tiempos. 

No es fácil. También nosotros podemos vacilar y hundirnos, como Pedro. Pero, lo mismo que él, podemos experimentar que Jesús extiende su mano y nos salva mientras nos dice: «Hombres de poca fe, ¿por qué dudáis?». 

FELIZ DOMINGO 



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