domingo, 29 de abril de 2018

V DOMINGO DE PASCUA


“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.”

                El Evangelio de hoy nos habla de nuestra relación con Jesús. Nos pone un ejemplo concreto para hablar de ella: la vid y sus ramas, los sarmientos. Los sarmientos sólo tienen vida si están unidos a la vid. Pero también podemos mirar lo que Jesús dice desde otro punto de vista: sin los sarmientos, la vid nunca dará fruto. Lo que une a la vid y a sus ramas, los sarmientos, es la corriente de savia que lleva la vida continuamente de la una a las otras. Cuando miramos a la vid, la savia no se ve. Corre por dentro del tronco y de las ramas. Ni siquiera cuando se corta una rama, se ve la savia a simple vista. Hace falta una mirada más profunda, quizá con el microscopio, para verla. Y, sin embargo, está ahí. Un sarmiento que se separa de la vid, se seca y muere. Como dice Jesús, es echado al fuego. 

Hoy Jesús nos pide que mantengamos esa relación profunda con él. Como la vid y los sarmientos. Como los buenos amigos. No nos pide que pasemos el día entero en la Iglesia rezando. Los amigos no lo son más por estar todo el día juntos. Pero sí que mantengamos ese vínculo profundo, que dejemos que su savia nos llegue adentro y nos de la vida que necesitamos para dar fruto. ¿Qué frutos? Pues, como dice la segunda lectura, los frutos van a ser cumplir su mandato, es decir, que nos amemos unos a otros. Ése es el fruto que tenemos que dar: “frutos de amor para la vida del mundo”, como dijo el Concilio Vaticano II. Que los demás se sientan apreciados y valorados, acogidos con misericordia y comprensión, que sembremos la paz y la serenidad a nuestro alrededor, que renunciemos a la violencia, que seamos honrados en nuestro trabajo. Esos son los frutos que daremos si permanecemos unidos a Jesús. Pero, como también dice la segunda lectura, que “no amemos con puras palabras y de labios para afuera, sino de verdad y con hechos.”




viernes, 27 de abril de 2018

LA FABULA DEL LAPIZ

Ese niño miraba a la abuela escribir una carta. En un momento dado le preguntó:
Abuela, ¿estás escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros?, ¿Es, por casualidad, una historia que me sucedió a mí?
La abuela dejó de escribir, sonrió y le comentó al nieto:
-Estoy escribiendo sobre ti, es verdad. Ahora bien, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueras como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado y no vio nada especial.
- ¡Pero, si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
Todo depende de cómo mires las cosas. Hay cinco cualidades en él que, si consigues conservarlas, te harán siempre una persona en paz con el mundo.
Primera cualidad:
-Puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca que existe una Mano que guía tus pasos. A esa Mano la llamamos Dios y Él debe conducirte siempre en la dirección de su voluntad.
Segunda cualidad:
-De vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Con eso el lápiz sufre un poco, pero al final está más afilado. Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te harán ser una persona mejor.
Tercera cualidad:
-El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar los errores. Debes entender que corregir una cosa que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta cualidad:
-Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. Por tanto, cuida siempre lo que ocurre dentro de ti.
Por último, la quinta cualidad del lápiz:
-Siempre deja una marca. Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará huellas y procura ser consciente de todas tus acciones.

Paulo Coelho

domingo, 22 de abril de 2018

DOMINGO IV DE PASCUA


En este domingo se nos habla en las lecturas de cómo Jesús, el Resucitado, es la “piedra angular” que ha sido desechada, pero es ahora la piedra que da consistencia a todo el edificio. Nadie más puede salvar. La tradición joánica nos da también una clave para poder entender la filiación divina: el que cree en Jesús se convierte en hijo e hija de Dios y “seremos semejantes a El”. La otra imagen que se nos presenta en el Evangelio que se proclama hoy es que este Jesús es el Buen Pastor que da la vida y va delante de nosotros enseñándonos el Camino.


Juan (10,11-18): En aquel tiempo, Jesús habló así: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.”…” “También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.”

Jesús es nuestro hermano mayor. Ha venido para reunirnos en una familia, para darnos conocer ese hecho fundamental de nuestras vidas: que somos “hijos”. Por nosotros, sus hermanos, lo dio todo, hasta la vida. Por eso, utiliza la imagen del Buen Pastor. Lo mismo que el Pastor da la vida por sus ovejas, él ha dado su vida por nosotros. La imagen del pastor se refiere a Jesús. Nos habla de su modo de comportarse con nosotros. Como el pastor cuida con amor de cada una de las ovejas de su rebaño, especialmente de las más débiles, así Jesús nos cuida a nosotros. 

Hoy las lecturas nos hacen tomar conciencia del amor con que Dios nos ama. Es un amor que nos transforma en hijos. Es un amor que a Jesús le hizo dar la vida por nosotros, igual que hace un pastor por sus ovejas. Es un amor que nos ayuda a crecer, que nos empuja a ser libres y adultos, hermanos de nuestros hermanos. Es un amor que nos hace sentirnos miembros de la familia y responsables de cada uno de los que viven con nosotros. Eso, y no otra cosa, es ser hijos de Dios. 


miércoles, 18 de abril de 2018

HACEN FALTA EVANGELIZADORES


Estimado/a amigo/a:
El mundo no solo tiene hambre de pan; tiene también necesidad de justicia, de paz y, sobre todo, tiene hambre de Dios. Él viene al encuentro de todos en su Hijo Jesucristo. Pero no todos han oído hablar de Él. «¿Y cómo creerán en Él si no les es anunciado?», se preguntaba San Pablo (Rm 10, 14). De ahí la urgencia de misioneros ayer, hoy y siempre.
Dios sigue suscitando vocaciones misioneras.
Y no solo en Europa, sino también en las nuevas Iglesias de África, América y Asia. Numerosos jóvenes de estos continentes están dispuestos a romper las barreras de su raza y cultura para ser testigos de Jesús allí donde se encuentran los más pobres y abandonados, material, humana y espiritualmente.
La Iglesia necesita ayuda para preparar adecuadamente a estos jóvenes misioneros según las exigencias pastorales del mundo de hoy.
Contribuir a ello es una óptima manera de colaborar en la Misión universal de la Iglesia y, en definitiva, de construir un mundo más humano, donde las características del Reino de Dios (la justicia, el amor y la paz) sean una realidad más presente.
Dios bendecirá su apoyo a la obra evangelizadora de la Iglesia.
Misioneros Combonianos

SAN DANIEL COMBONI
Fundador de los Misioneros Combonianos
Daniel Comboni nació el 15 de marzo de 1831 en la localidad italiana de Limone sul Garda. A los 18 años promete consagrarse totalmente a la evangelización de África, que se convertiría en la única pasión de su vida.
Nombrado por la Santa Sede primer obispo del África Central, se consagra a esta misión en cuerpo y alma con el lema «África o muerte». Lucha valientemente contra la esclavitud y recorre miles de kilómetros por África y Europa para defender la causa de los africanos.
Desgastado por las enfermedades, las fatigas y las incomprensiones, muere a los 50 años en Jartum (Sudán). Sus últimas palabras fueron «Yo muero, pero mi obra no morirá ». El 5 de octubre de 2003 fue canonizado por San Juan Pablo II.
Su obra no ha terminado. La semilla sembrada con tanto sacrificio ha crecido. Su antorcha fue recogida por el Instituto que él fundó, los Misioneros Combonianos, que creyeron en el sentido universal de la Misión.

lunes, 16 de abril de 2018

CONVERSACIONES Y LUCHAS CON DIOS


De Paulo Coelho

En uno de mis libros, "La quinta montaña", el personaje principal se rebela contra los designios de Dios, y ya no quiere escucharlo. Me inspiré en un pasaje bíblico, en el cual Jacob lucha con Dios adentro de una tienda, y sólo lo deja partir después que Él lo bendice.

De la misma manera que un joven saludable precisa tener una dosis de rebelión necesaria para enfrentarse con sus padres e imponer su Leyenda Personal, Dios también desea que ejerzamos, cada minuto de nuestras vidas, el poder de nuestras decisiones. Es muy fácil pasarle la responsabilidad a los demás (y a Él), sólo para después culpar al mundo por la injusticia que padecemos, y por nuestro fracaso interno. ¿Pero adónde nos lleva esto? A ningún lado.

Dios nos escucha. Dios nos toma en serio. Vale la pena recordar aquí otro episodio bíblico donde esta facultad está claramente descrita:

En el Libro del Génesis (18:22-33), el Todopoderoso decide avisarle a Abraham que piensa destruir Sodoma y Gomorra. Abraham no comprende: ¿por qué los inocentes deben ser sacrificados junto con los pecadores?

Abraham va más allá. Dice: "¿Cómo te atreves a hacer tal cosa, matar al justo junto con el impío?"

Y exige que Dios se comprometa a no destruir la ciudad, si en ella vivieran cincuenta justos. Dios lo prometió. Abraham comienza a regatear, diciendo que sería absurdo, si faltaran apenas cinco para completar los cincuenta justos, que Él tomase tal decisión. Dios acepta no destruir la ciudad si allí vivieran cuarenta y cinco justos, o treinta, o veinte, o diez... Dios acepta cada uno de los argumentos e Abraham, y sigue prometiendo cambiar de idea.

Sabemos que en la Biblia, Dios Termina destruyendo Sodoma y Gomorra, y que sólo salvó a una familia. Pero, antes de tomar esta decisión, Él estuvo abierto al diálogo.

Temer a Dios no significa tener miedo de Dios. Dios está mucho más abierto a una conversación de lo que imaginamos; con sólo comenzar el diálogo, quedaremos sorprendidos con los resultados.



domingo, 15 de abril de 2018

DOMINGO III DE PASCUA


Vosotros sois testigos de todo esto. El testigo es uno que ha visto, que recuerda y cuenta. Ver, recordar y contar son los tres verbos que describen la identidad y la misión. E l testigo es uno que ha visto, con ojo objetivo, ha visto una realidad, pero no con ojo indiferente; ha visto y se ha dejado involucrar por el acontecimiento. Por eso recuerda, no solo porque sabe reconstruir en modo preciso los hechos sucedidos, sino también porque aquellos hechos le han hablado y él ha captado el sentido profundo. Entonces el testigo cuenta, no de manera fría y distante sino como uno que se ha dejado poner en cuestión y desde aquel día ha cambiado de vida. Cristo puede ser testimoniado por quienes han tenido una experiencia personal de Él, en la oración y en la Iglesia, a través de un camina que tiene su fundamento en el Bautismo, su alimento en la Eucaristía, su sello en la Confirmación, su continua conversión en la Penitencia.

Papa Francisco (19-4-2015).

¡Paz a vosotros! Falta me hace escuchar tus palabras después de resucitar. Porque, a pesar de las continuas de amor, aún se cuelan dudas y falsas alarmas en mi corazón. Quiero sentirte a ti, vivo. En persona, que abras mi entendimiento para comprender las Escrituras y los designios que tiene para mí el Padre que te resucitó para mi salvación.

Del Evangelio 2018

viernes, 13 de abril de 2018

EL VASO DE AGUA

Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, preguntó:

– ¿Cuánto pesa este vaso?

Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.

El psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve.”

Y continuó: “Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.”

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6-7

¡Acuérdate de soltar el vaso!




miércoles, 11 de abril de 2018

SONRÍA POR FAVOR


¿Te has parado a pensaren las veces sonreímos al cabo del día? Cuántas veces nos resistimos a sonreír ante las cosas y las personas que nos encontramos.

Y sin embargo, una sonrisa por la mañana, al levantarnos, pensando en todo lo bueno que nos ha ocurrido, o en la ilusión por lo que nos sucederá, nos ayuda a enfocar el día con otra perspectiva, con otro humor.

La sonrisa no empobrece a quien la da y enriquece a quien la recibe, dura un solo instante y perdura en el recuerdo eternamente.

La sonrisa no habla, pero dice mucho de quien la da y es portadora de mucha información positiva. Sonreír libera endorfinas aporta color, calor, ilusión… No te olvides nunca de sonreír.

Cada persona que nos encontramos a lo largo del día merece que le dediquemos un momento de nuestro tiempo, un espacio en nuestro pensamiento, que compartamos con ellos un pequeño rayo de nuestra esperanza, nuestra alegría, nuestra vitalidad. Para eso, muchas veces basta simplemente con una mirada a los ojos, una sonrisa, un saludo, un gesto. Permanecerá siempre en su corazón.

"Momentos de sabiduría" (Álvaro Santos)

martes, 10 de abril de 2018

RUBÉN DE LIS


Ahora nos es cara conocida y es muy común verlo entre nosotros, pero la primera vez que oí hablar de él, no sabía quién era. Estuvo cantando en la capilla de los Liñares, una tarde en los inicios de la “Iglesia de Guardia”. D. Benito nos lo presentó como un cantante famoso que había cantado ante un montón de jóvenes, en Encuentro Europeo de Jóvenes de Ávila, con motivo de los preparativos de las JMJ de Brasil. Ese día nos cantó “Tu mejor Soldado”. Quedé impresionado “Estas ahí a cada instante, estas aquí justo delante de mí, ahora si esto es vida, tenerte aquí cada día”, nos lo hizo repetir hasta que lo cantamos todos.

Guitarrista, compositor-Artista...y amo a Dios por encima de todo!!!!!!!!!!! reza en su perfil de Facebook. Solo hay que verlo delante del sagrario  para saber que es cierto.

Nació en Gondomar y muy pronto empezó a gustarle la música. A los nueve años cantaba en el coro parroquial, hasta que se confirmó, y al igual que muchos jóvenes hoy, fue su despedida de la iglesia.

Después de su paso por el conservatorio se fue a Madrid, donde estudió la fusión flamenca y armonía moderna en la Escuela de Música Creativa, alternando las clases con gente de renombre, como los guitarristas Eric de Witt, del cantante Manolo García,  y de Josep Salvador, de Nina Pastori, Alejandro Sanz y Miguel Ríos. Recibió  clases magistrales de Manolo Sanlúcar.

Con dieciocho años ganaba mucho dinero, de fiesta en fiesta, lo mismo participaba en orquestas y verbenas que en grupos de rock y estudio para otros artistas. Pero con el dinero también llegaron el sexo, el alcohol, muchos vicios. No se podía imaginar un mundo sin la fiesta como único objetivo, al igual que le pasa a muchos jóvenes hoy en día.

Días de intensa luz y noches tras las fiestas convertidas: «En un infierno de soledad, depresión y egoísmo. Pero el Señor es grande y envío un ángel desde Brasil que se llama Dilmaría». Así lo reconoce en una entrevista al periódico La Opinión de Zamora.

Dilmaría es su esposa y la que consigue trastocar su vida por completo. Se conocieron en una actuación, se intercambiaron el teléfono y al poco tiempo volvieron a coincidir pues ella había trabajado para su hermana. Le convenció de que no iba por buen camino y le invitó a rezar. “Poco a poco mi corazón se llenó de gran paz, de tranquilidad y sosiego".

Dejó el alcohol y los vicios e inició una nueva etapa de una fe vivida de verdad y su actividad profesional creció y le llevó aún más lejos que antes, cantado en Dubái, Marruecos, Suiza, Austria, Portugal, Francia o Brasil.

Tiene grabados varios discos, aunque la mayoría de los vigueses lo conocen por la canción “Vibra Balaidos” cuando ascendió el RC Celta a primera división en el año 2012.

Tuvimos el inmenso placer de tenerlo como pregonero en la Vigilia Pascual además de amenizarla con su música. Gracias. También está todos los lunes impartiendo clases de ukelele a un grupo de jóvenes. Siempre que se le pide viene a amenizar nuestras celebraciones porque Dios le ha dado este don para evangelizar, algo que le hace muy feliz.

La noche de Jueves Santo delante del monumento, estaba con una libreta y un bolígrafo, supongo que tomando notas para su próximo trabajo. A unos les viene la inspiración de las musas, a Rubén de Lis, la inspiración le viene del mismo Dios.

FGM

lunes, 9 de abril de 2018

LA CASA COMÚN


¿Sabías que el Papa Francisco está muy comprometido con el medio ambiente? ¿Y que ha escrito una encíclica para hablarnos de cómo cuidar la “casa común?
La encíclica se llama “LAUDATO SI” sobre el cuidado de la casa común Días antes de su publicación el papa explicó que aun cuando el carácter de las encíclicas tiene como fin los obispos del mundo, en esta ocasión estaba destinada a todas las personas del mundo, incluidas las no católicas.
La encíclica se centra en el planeta Tierra como lugar en el que viven las personas, defendiendo la naturaleza, la vida animal y las reformas haciendo una «crítica mordaz del consumismo y el desarrollo irresponsable con un alegato en favor de una acción mundial rápida y unificada “para combatir la degradación ambiental y el cambio climático”».

1. «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»
2. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla./ ….../ Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.

Así empieza esta encíclica  y de ella podemos extraer estas diez ideas para cuidar el medio ambiente:
  • Ahorrar en calefacción abrigándose más y así evitar tener que ponerla. Evitaríamos gases de efecto invernadero que generan el cambio climático.
  • Evitar el uso de materiales plásticos y de papel. Utilizar papel reciclado evitaría la deforestación de muchos árboles.
  • Reducir el consumo de agua. El agua es un bien escaso por culpa de la contaminación.
  • Separar los residuos, en definitiva reciclar. Estamos convirtiendo el planeta en un vertedero.
  • Cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer, así evitaríamos la generación de excesivos residuos orgánicos que la tierra es incapaz de absorber.
  • Tratar con cuidado a los seres vivos, la biodiversidad es necesaria para el buen funcionamiento de los ecosistemas
  • Utilizar el transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, ahorrando combustibles fósiles que tanto contaminan.
  • Plantar árboles, pero siempre cuidando no alterar el ecosistema de la zona, utilizando árboles autóctonos.
  • Apagar las luces innecesarias, así evitaremos generar más electricidad de la necesaria.
  • Dar gracias a Dios, antes y después de las comidas Ese momento de la bendición, aunque sea muy breve, nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida, fortalece nuestro sentido de gratitud por los dones de la creación, reconoce a aquellos que con su trabajo proporcionan estos bienes y refuerza la solidaridad con los más necesitados.

Tampoco es difícil lo que nos propone. Hay que pasar de la teoría a la práctica. El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.

domingo, 8 de abril de 2018

II DE PASCUA (DIVINA MISERICORDIA)


“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” reza el salmo de hoy. Por designio del Papa San Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.

El saludo del resucitado es “Paz a vosotros”. Más que el saludo habitual en la cultura hebrea, podemos sentirlo como la expresión del deseo de lo que él quiere suscitar con su presencia viva entre nosotros. Desde ahí, ¿qué podemos aportar las comunidades cristianas a la búsqueda de la paz?

En la enseñanza y en la vida de Jesús la paz ocupa un lugar destacado, su vida, de hecho, está enmarcada en dos anuncios de paz: los pastores que dormían al raso y soñaban el amanecer de la justicia son alentados por el anuncio del nacimiento de un Niño que traía consigo la paz a la tierra y, los discípulos del Maestro, en la hora de su partida, reciben como herencia espiritual el encargo de ser testigos de la paz: “mi paz os dejo, mi paz os doy”.

La paz, la que nace de un corazón nuevo y no de simples armisticios entre las partes en conflicto, es una consecuencia, en primer lugar, de la presencia de Jesús y los valores del Reino en la comunidad que hacen que, por encima de cualquier interés particular o nacional, se coloque la dignidad de toda persona humana y, en segundo lugar, de la transformación que la vida nueva, inaugurada en la Pascua, obra en los discípulos de Jesús. Las personas que han experimentado el paso del hombre viejo al hombre nuevo se sienten movidos a superar la lógica del odio, la muerte, la venganza y la destrucción para dar paso a una nueva civilización construida sobre los cimientos del amor, la verdad, la justicia y la paz.

 Jesús le dice a Tomás, “no seas incrédulo sino creyente”. Desde el trabajo por la paz estamos llamados a creer en la fuerza del Espíritu del resucitado que es capaz de cambiar los corazones de piedra por corazones de carne. Creer en el poder de la comunidad que junto a Jesús, el Príncipe de la Paz, es capaz de derribar los muros que separan a los hermanos: el odio, la injusticia, la exclusión, la violencia, etc.  Creer en los otros, evitar la tentación de la desconfianza para que nos podamos sentar en la misma mesa a dialogar y diseñar un nuevo orden social. Esto requiere transparencia y honestidad. No nos cansemos de buscar la paz, de crear un clima favorable para conseguirla y no pongamos zancadillas a los esfuerzos de las personas que se trabajan por lograrla.

Somos llamados y enviados a ser constructores de paz.




viernes, 6 de abril de 2018

EL PERDÓN

El perdón es uno de los fenómenos más importantes en nuestras relaciones con los demás. Todos nos hemos preguntado alguna vez si esa persona que nos ha hecho daño, intencionadamente o no, merece nuestro perdón. 

Dice  el DRAE de la palabra perdón en sus tres primeras acepciones:
1. Acción de perdonar.
2. Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente.
3. Indulgencia (remisión de los pecados).

Por lo tanto el perdón es la acción por la que una persona disculpa a otro una acción considerada como ofensa, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden más o menos afectadas.

Ahora bien, ¿significa perdonar a alguien reconciliarnos con ella? Es cierto que el perdón favorece a que se produzca una reconciliación pero esta no es estrictamente necesaria, de hecho podemos estar en una relación donde no haya perdón y simplemente se haya “olvidado” un hecho doloroso o bien perdonar a alguien con quien ya no tenemos ningún contacto. El acto de perdonar en sí, es más bien un proceso y se da a medida que pasa el tiempo.

Todas las "religiones universales" recomiendan:
a) Perdonar a los demás.
b) Pedir perdón por las ofensas a los demás.
c) Solicitar el perdón divino de los pecados.

Pero para los cristianos, ¿Qué es el perdón?
El Dios del Antiguo Testamento hace múltiples referencias al perdón de Dios, pero no insiste en reclamar que los hombres se perdonen entre sí; se lo considera no como un imperativo moral sino como algo loable pero realmente no exigible, lo cual parece indicar la legitimidad de no perdonar a los ofensores, sino solicitar a Dios su castigo, sobre todo cuando pertenecen a otros pueblos distintos de Israel. Sin embargo, es loable perdonar. José perdona a sus hermanos (Génesis 45,4)
En su relación con los hombres, Dios en el Antiguo Testamento aparece en ocasiones como justiciero, cruel y vengativo, y sin embargo también capaz de perdonar. Se dice de él,  que es "clemente y misericordioso, tardo para la ira, y lleno de lealtad y fidelidad, que conserva su fidelidad a mil generaciones y perdona la iniquidad, la infidelidad y el pecado, pero que nada deja impune, castigando la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación" (Éxodo 34,6)
En el Nuevo Testamento, Dios es misericordioso y está mucho más presente, y perdonarse los unos a los otros se considera un imperativo moral, pues el perdón a quienes nos ofenden y nos odian es uno de los mayores ejemplos de amor al prójimo; así como en el Antiguo Testamento escasean las referencias al perdón entre los hombres, éstas abundan en el Nuevo Testamento, que recomienda poner la otra mejilla y amar a nuestros enemigos. ¿Cuántas veces debo perdonar? preguntaba Pedro; "setenta veces siete" le recomendaba Jesús  (Mateo 18:22), es decir, no cansarse de perdonar. En la oración que el mismo Jesús nos enseñó rezamos: “Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
La cruz es el símbolo del perdón, y en la misma cruz, Cristo perdonó a sus ejecutores ("Perdónalos porque no saben lo que hacen" Lc 23,34)

El perdón lo concede el ofendido después de reconocer el ofensor los hechos humildemente y pedir perdón de forma sincera, ello implica que la persona ofendida reconoce que aquello que le han hecho, no está bien y aunque sabe que la situación puede no estar justificada y la persona que le ha causado el daño no merece ser perdonada, toma la decisión de hacerlo.
El perdón conlleva un aumento en la satisfacción con la vida, más emociones positivas, menos emociones negativas y menos síntomas de enfermedad física. 

El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar” Martin Luther King
Aferrarse a la ira es como aferrarse a una brasa candente con la intención de tirársela a otro; tú eres el que se quema.” Buda


FGM

miércoles, 4 de abril de 2018

LAS SEMILLAS DE DIOS


Me llegó por WhatsApp, y no me parece nada mejor para empezar este blog que esta historia de la que desconozco su autor y procedencia.

Un hombre entró en un local y vio a un señor en el mostrador. Maravillado con la belleza del lugar, preguntó:
-Señor, ¿que se vende aquí?
-Los dones de Dios. Le respondió el señor.
-¿Cuánto cuestan? volvió a preguntar
-No cuestan nada, Aquí todo es gratis.
El hombre contempló el local y vio que había jarros de amor, frascos de fe, paquetes de esperanza, cajitas de salvación, mucha sabiduría, fardos de perdón, paquetes grandes de paz y muchos otros dones.
El hombre, maravillado con todo aquello, pidió:
-Por favor, quiero el mayor jarro de amor, todos los jarros de perdón y un frasco grande de fe, para mí, mis amigos y familia.
Entonces, el señor preparó todo y le entregó un pequeño paquetito que cabía en la palma de su mano.
Incrédulo, el hombre dijo:
-Pero, ¿cómo puede estar aquí todo lo que pedí?
Sonriendo, el señor le respondió:
-En el Local de Dios no vendemos frutos, sólo semillas. ¡Plántelas!

Hemos finalizado la Cuaresma en la que hemos recordado la Pasión de Cristo , renovado nuestras promesas bautismales, hemos encendido el nuevo cirio porque sabemos que Cristo resucitó  y hemos nacido a una nueva vida con Cristo y por eso lo celebramos año tras año desde hace mas de dos mil años. Porque Él resucitó como había dicho (1 Corintios 15:14 “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.”) y nosotros tenemos que renacer de nuevo, con renovadas fuerzas y nuevas esperanzas.

Para eso nace este blog, para que entre todos seamos capaces de expresar nuestras inquietudes y nuestras reflexiones. ¿Que sientes?¿Que puedes aportar?
Vamos a plantar las semillas de Dios en esta parroquia para que (como dijo el Sr Obispo) seamos un referente en la diócesis. Ya hemos hecho muchas cosas pero faltan otras muchas por hacer. Tenemos que seguir trabajando en ello.

Os animo a que enviéis vuestras colaboraciones y vuestros comentarios para hacer que éste blog sea algo dinámico, dentro del respeto y la buena educación. 

Vuestras colaboraciones en parroquiasanmigueldeoia@gmail.com

Gracias.
Parroquia San Miguel de Oia
San Miguel de Oia   36392 VIGO