martes, 31 de diciembre de 2019

SE ACABA 2019



Finaliza el año y como dice la canción es hora de hacer balance de lo bueno y malo. Algunos niños fueron bautizados, pero desgraciadamente fueron muchos mas los que nos dejaron.

Muchas cosas buenas han ocurrido, se me ocurren como gran obra, la reparación de la Iglesia, el baño en el cementerio y la nueva iluminación en el mismo. Esto ha supuesto un gran esfuerzo económico por parte de la parroquia que nos ha obligado a pedir un crédito que iremos poco a poco amortizando. Agradecemos desde aquí a todos los que estáis ayudando económicamente, así como a todos los que fueron por los barrios solicitando vuestra ayuda.

Hemos sido capaces de crear un grupo de Pastoral de la Salud y visitadores de enfermos, un taller de Oración y Vida y el cursillo parroquial Tesoros de la Misa. Otros muchos fueron ofrecidos, pero la falta de peticionarios hizo que no se llevaran a cabo.

Hemos sembrado la semilla para crear dos nuevas tradiciones, las alfombras florales del Corpus Christi y la subida de la Virgen de los Liñares a la Iglesia parroquial por San Miguel. La Iglesia de guardia en la Capilla, creo que ya está implantada.

Dentro de las ofertas parroquiales, tuvimos el Cinefórum que este año fueron los meses de julio y agosto, el Día de la Comunidad Parroquial con la subida, misa y comida en el monte, Pascua del enfermo, Operación bebe, Rosario en familia en Baiona, Rosario de mar a mar en Fuchiños, Semana de oración por la Iglesia perseguida, Concierto de villancicos solidario con operación kilo, Mercadillo de Cáritas, Bendición de mascotas por San Antón, Bendición del pan por San Blas y velas en La Candelaria, Bendición de niños nacidos en el 2018, Renovación de votos matrimoniales de bodas de oro, plata y primer aniversario, Unción comunitaria de enfermos, Vigilias y 24 horas para el Señor.

Nos visitó el Cardenal Rouco Varela, que celebro la Santa Misa y compartió unos momentos con todos. También nos visitó una réplica del manto de la Virgen de Guadalupe y un grupo de jóvenes de la JUFRA de Madrid que quisieron compartir con nosotros la Vigilia de Pentecostés, además de los peregrinos del camino de Santiago que pasan por nuestra parroquia, algunos de los cuales han asistido con nosotros a la Santa Misa.


El grupo de Liturgia nos ha seguido instruyendo con su catequesis visual en todas las celebraciones litúrgicas importantes, Cuaresma, Pentecostés, Adviento, Navidad, Difuntos, Reyes o el Bautismo del Señor. Celebraciones como la Asunción, Corpus Christi, Corazón de Jesús también han sido potenciadas. Ya el año pasado el día de Navidad nos daban una campana significando una llamada, este año nos ha tocado una estrella a la que seguir al igual que los Magos. Hasta hemos sido capaces de hacer un Belén viviente, para así acercarnos más al Recién Nacido.

Pero no todo ha sido bueno. En febrero robaban el Cruceiro de Liñares que había donado una familia, aunque por otro lado otra familia donó otro que fue instalado y bendecido por el Sr Obispo.

Han faltado ganas de formación y compromiso por parte de la parroquia. Se han ofrecido muchos cursos de formación, pero no han tenido demanda. Se ha invitado a los nacidos el año anterior, a los que cumplían bodas de oro, plata y primer aniversario, a los mayores de 80 años para la Unción de enfermos comunitaria y la respuesta ha sido minoritaria. La asistencia dominical a la Santa Misa va disminuyendo, los niños no vienen a Catequesis, no tenemos jóvenes de Confirmación.

En este tiempo donde el laicismo parece predominar en todos los estamentos, también hemos tenido quien ha pedido antes de una operación la Unción de Enfermos, y eso debería servir de ejemplo para todas aquellas personas que estando enfermas se consuela solo con la misa televisada, sin solicitar la confesión o comunión en el domicilio u hospital.

Nos quedaremos con lo bueno y para lo malo ¿qué más podemos ofrecer?

FELIZ AÑO

domingo, 29 de diciembre de 2019

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


En este domingo de la Octava de Navidad, celebramos con inmenso gozo la fiesta de la Sagrada Familia. Contemplar el misterio de la Encarnación desde la visión de la Sagrada Familia, es aprender a descubrir que la familia se ha tornado en una escuela y camino de santidad para cada hombre. Como afirma el papa Francisco, no tengamos miedo de apuntar más alto, de dejarnos amar y liberar por Dios. No tengamos miedo a dejarnos guiar por el Espíritu Santo. La santidad no nos hace menos humanos, porque es el encuentro de nuestra debilidad con la fuerza de la gracia.  

Ser y Hacer familia es mucho más que formalizar una relación con nuestra pareja, mucho más que dar el apellido a nuestros hijos, mucho más que conseguir un hogar donde las necesidades estén cubiertas. Familia es aprender a ser verdaderas escuelas de amor donde, a pesar de nuestras diferencias, nos sentimos queridos y apoyados.

Familia es estar abiertos a los demás y también a Dios. Pensar nuestras vidas desde esta perspectiva de unión y realización, es un reto que debe durar todo nuestro ciclo vital. A ello nos invitan las lecturas de esta festividad de la Sagrada Familia.

José, luego de las indicaciones iniciales recibidas del Ángel, asumió su misión de esposo de María y padre putativo de Jesús, cuidando del Niño y de su madre. De este modo los tres formaron una pequeña comunidad de vida y de amor, núcleo familiar que participó en todo de las mismas preocupaciones, sufrimientos, esperanzas y gozos que experimentan las familias humanas más humildes y frágiles.

Luego de la visita de los magos venidos de oriente para adorar al Niño-Rey, el Ángel del Señor se aparece a José en sueños para mandarle: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto». José no espera “hasta mañana”, sino que de inmediato «se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a Israel».

Desde el primer momento el Hijo de Dios, nacido en nuestra carne mortal, pequeño, débil y pobre, verá su existencia amenazada por los poderes de este mundo. El rey Herodes, intenta eliminarlo sin importarle si tenía que atropellar la vida de los más débiles e indefensos. Su crueldad no tendría límite alguno.

Al morir Herodes y pasar el peligro, José nuevamente recibe un aviso del Ángel: «Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a Israel». Él obedece nuevamente con prontitud.

Ni en el relato de la “anunciación a José” ni en las siguientes manifestaciones del Ángel a José escuchamos respuesta alguna. Sin embargo, José, sin mediar palabra, puso inmediatamente por obra lo que el ángel del Señor le había mandado. Él responde también con un “hágase” silencioso pero elocuente, un “hágase” manifestado una y otra vez en aquel poner por obra de inmediato lo que el ángel del Señor le decía. En esta respuesta pronta y obediente, fruto de su amor a Dios y confianza en sus planes, se revela un rasgo esencial de la personalidad del Santo Custodio de la Sagrada Familia. Él, como María, se considera a sí mismo un siervo del Señor, que no busca otra cosa, sino que en él se haga según su Palabra.

Hagamos que todas las familias cristianas, seamos germen de nueva creación para esta sociedad y que como José podamos decir “hágase”.

Feliz Domingo.


miércoles, 25 de diciembre de 2019

NAVIDAD "YA HA NACIDO"


El evangelio es el prólogo del evangelio de Juan, una de las páginas más gloriosas, profundas y teológicas que se hayan escrito para decir algo de lo que es Dios, de lo que es Jesucristo, y de lo que es el hecho de la encarnación, en esa expresión inaudita de el “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. La encarnación se expresa mediante lo más profundo que Dios tiene: su Palabra; con ella crea todas las cosas, como se pone de manifiesto en el relato de la creación de Génesis 1; con ella llama, como le sucede a Abrahán, el padre de los creyentes; con ella libera al pueblo de la esclavitud de Egipto; con ella anuncia los tiempos nuevos, como ocurre en las palabras de los profetas auténticos de Israel; con ella salva, como acontece con Jesucristo que nos revela el amor de este Dios. El evangelio de Juan, pues, no dispone de una tradición como la de Lucas para hablarnos de la anunciación y del nacimiento de Jesús, pero ha podido introducirse teológicamente en esos misterios mediante su teología de la Palabra. También, en nosotros, es muy importante la palabra, como en Dios. Con ella podemos crear situaciones nuevas de fraternidad; con nuestra palabra podemos dar vida a quien esté en la muerte del abandono y la ignominia, o muerte a quien esté buscando algo nuevo mediante compromisos de amor y justicia. Jesús, pues, también se ha encarnado para hacer nuestra palabra (que expresa nuestros sentimientos y pensamientos, nuestro yo más profundo, lo que sale del corazón) una palabra de luz y de misericordia; de perdón y de acogida. Él ha puesto su tienda entre nosotros... para ser nuestro confidente de Dios.

FELIZ NAVIDAD


domingo, 22 de diciembre de 2019

IV DOMINGO DE ADVIENTO "JOSÉ NO TEMAS ACOGER A MARÍA"

El Evangelio dirige la mirada a Aquella de cuyo seno nacerá el Reconciliador y Salvador del mundo: Santa María, la madre del Señor.

En esta Mujer se cumple aquella promesa que Dios había hecho a los primeros padres, en la escena misma de la caída original: «Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: Él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar». Este anuncio es conocido como el “protoevangelio”, es decir, del primer anuncio de la buena nueva del triunfo de Dios sobre el demonio, sobre el poder del mal y de la muerte. Dios enviará un reconciliador, que nacerá de una misteriosa mujer.

«Al llegar la plenitud de los tiempos —dirá San Pablo—, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva». Aquel que habría de pisar la cabeza de la antigua serpiente es el Hijo mismo de Dios, y María es aquella mujer pensada desde antiguo y elegida por Dios para ser la madre de su Hijo. El Hijo de María, Jesucristo, tiene la misión de rescatar, de salvar y de elevar a la filiación divina a todo ser humano.

Faltando ya pocos días para celebrar el nacimiento de Jesucristo, la Iglesia fija su mirada en Aquella que está pronta a dar a luz, Aquella que como una bella aurora anuncia el ya cercano nacimiento del Sol de Justicia.

¿Pero cómo se hizo hombre el Verbo divino? ¿Cómo llegó a ser “linaje de mujer” Aquel que desde toda la eternidad era ya Hijo de Dios? San Mateo en su evangelio afirma que el Verbo divino se encarnó no por obra o intervención de varón, es decir, por contacto sexual alguno, sino «por obra del Espíritu Santo». San Lucas, que probablemente escuchó el relato de la milagrosa concepción de labios de la misma Virgen, describe detalladamente cómo sucedió esto. De la dificultad que María ofrece al ángel ante el anuncio de que ella concebirá y dará a luz a un Hijo a quien habrá de poner por nombre Jesús, «¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?», se deduce que María tenía el propósito de guardar su virginidad aún estando casada con José. No se entiende cómo pudiese plantear tal dificultad quien pronto pasaría a vivir con él. El término griego que se traduce como “no conozco varón”, abarca también el pasado y el futuro, de modo que debe entenderse así: “no he conocido, no conozco actualmente ni tampoco tengo intención de conocer a varón”, significando este “conocer a varón” el mantener relaciones conyugales.

Los primeros cristianos, que se encontraron ante el hecho milagroso de la concepción virginal del Señor Jesús, descubrieron que estaba ya anunciado desde antiguo en las Escrituras. El evento les permitió comprender que el signo ofrecido por Dios a Acaz, a través de su profeta Isaías, constituía una profecía que se realizó en María: «Miren: la virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». La versión de la Escritura usada por el evangelista Mateo, usada también por el Señor Jesús y los demás apóstoles, es la traducción griega llamada de los Setenta. Allí se utiliza explícitamente el término “virgen”. El hecho extraordinario de que una mujer conciba permaneciendo virgen es justamente el signo que confirma que Jesucristo es el Emmanuel.

El título Emmanuel coincide con el nombre que llevará el Hijo de María, nombre que expresa su ser y manifiesta su misión: Jesús significa “Dios salva”. El Emmanuel, Dios-con-nosotros, es Dios que viene en persona a salvar a su pueblo de sus pecados.

¿Y cuál es el papel reservado a José en los designios divinos de reconciliación? Aquel signo divino por Isaías a Acaz quería asegurarle al rey de Israel que la descendencia de David no sería exterminada, como era su temor. Más aún, Dios le promete a Acaz, y con ello a todo Israel, que de la descendencia de David nacería un gran Rey, el caudillo de Israel, el Mesías. El Cristo sería «hijo de David». José, siendo de la descendencia de David, debía asegurar la descendencia davídica a este Niño mediante una paternidad legal.

Ante la noticia que le da María a José de que estaba encinta, dice la traducción literal del texto griego: él «resolvió repudiarla en secreto». Repudiarla es una expresión idiomática que significa no seguir adelante con el desposorio. A diferencia de lo que se interpreta comúnmente, que José decidió repudiar a María en secreto por dudar de su integridad, José le creyó, y creyó que el Niño que había concebido venía de Dios. Su confusión obedecería más bien a un temor reverencial: dado que el hijo de María era el Hijo de Dios, pensaba que lo propio era hacerse a un lado, separarse de María, para no apropiarse de una descendencia sagrada que no era suya, sino de Dios. De allí que el ángel le dijese en sueños: «no temas tomar contigo a María, tu mujer, aunque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo». Entonces José permanece al lado de María, porque Dios mismo le pide asumir la paternidad del Niño, dándole así la descendencia davídica.

Feliz Domingo


domingo, 15 de diciembre de 2019

III DOMINGO DE ADVIENTO "¿ERES TU EL QUE HA DE VENIR...?"


Es durante el encarcelamiento de Juan, que al oír hablar «de las obras del Mesías», «mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”».

Llama la atención que quien manda a sus discípulos a hacer esta pregunta es el mismo que poco antes, cuando bautizaba en el Jordán, había dicho de Él: «Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que Él sea manifestado a Israel». Es de Él de quien había dado incluso testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él» y también: «Yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios». ¿Por qué entonces manda a preguntar ahora a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?”».

Conviene entender que para ese momento Juan tenía muchos discípulos y ejercía una fuerte influencia sobre multitudes, y «como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Mesías» Juan, no cabe duda, era un personaje muy importante. Pero, ¿era él el enviado de Dios? Juan sabía perfectamente que Jesús era el Mesías, ¿pero ¿cómo hacer para que sus discípulos y seguidores entendiesen que el Señor Jesús, y no él, era en realidad el Cristo? ¿Cómo “disminuir” él para que Jesús creciese?

Si Juan envía a sus discípulos con esta pregunta no es porque él dude, sino para que sus discípulos crean que Jesús es el Mesías esperado por Israel. ¿Y qué mejor que el testimonio de las mismas obras? Por ello el Señor Jesús responde: «Vayan y cuéntenle a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio». En Él se cumple lo que Isaías había anunciado: «Miren a su Dios… viene en persona a salvarlos. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará». Él es el Mesías, es Dios mismo que viene a salvar a su pueblo.

Para ser humildes y sencillos como el Señor, debemos ver en los milagros anunciados por el Profeta Isaías y realizados por Jesús, los milagros que puede hacer en cada uno de nosotros, especialmente en este tiempo de Adviento:  ciegos que ven, sordos que oyen, mudos que hablan, cojos que andan, etc.

¿Y Jesús ya no hace milagros?  Es cierto que veces se sabe de curaciones milagrosas, exorcismos, etc. que suceden aquí o allá.  Pero son muchos los milagros que Jesús puede hacer –y de hecho hace- si nos disponemos.   Tiempo propicio para ello es éste de preparación llamado Adviento.

Porque el Mesías, el Salvador del Mundo, Jesucristo, volverá, y debemos estar preparados.  Y la mejor preparación es dejarnos sanar por Jesús que ya vino hace dos mil años y que continúa estando presente en cada uno de nosotros haciendo milagros con su Gracia. 

Jesús curó ciegos… dispongámonos a que cure nuestra ceguera, para que podamos ver las circunstancias de nuestra vida como El las ve.  Jesús curó sordos… Él puede curar la sordera de nuestro ruido, que no nos deja oír bien su Voz y así podamos seguirle sólo a Él.

Jesús curó mudos… ¿y en qué somos mudos nosotros?  En que no hablamos de Él y de su mensaje.  ¡Los católicos estamos enmudecidos!  Pero Él puede curar esa mudez que tenemos y que nos impide evangelizar.  ¡Porque la Nueva Evangelización es trabajo de todos y cada uno de nosotros!

Hay que aprovechar todas las gracias derramadas en este Adviento, para prepararnos a la llegada del Mesías.

Feliz Domingo.


domingo, 8 de diciembre de 2019

INMACULADA CONCEPCIÓN "LLENA ERES DE GRACIA"

Celebramos el día 8 de diciembre la solemnidad de Santa María, en su Concepción Inmaculada -porque sería Madre de Dios-, recordando la declaración dogmática del papa Pio XI ese mismo día del año 1854. Contemplamos a María en el misterio de la Salvación, unida a Cristo, hija del Padre y en plenitud de gracia con el Espíritu Santo. Decía San Ambrosio que María es modelo para nosotros, tipo de la iglesia, en el orden de la caridad y de la unión perfecta con Cristo. Hoy cabe preguntarnos ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida (individual y comunitaria) como discípulos de Jesús, hijos adoptivos de Dios?

Al comienzo del Adviento, la liturgia del día presenta dos mujeres, una creada a imagen y semejanza de Dios, otra concebida sin pecado para ser la madre de Dios. Las dos tienen que responder en libertad a la Palabra de Dios, Eva y María han de responder libremente al amor de Dios que experimentan tras escucharle en su corazón. Mientras Eva desoye y se deja engañar por el maligno, María escucha en fidelidad y obediencia, declarándose la esclava del Señor en aquel discurso mantenido con el ángel que le anuncia su futura maternidad. ¿Cómo será esto…?

El relato del Génesis nos traslada a los primitivos tiempos de la creación, en los que ya se anuncia el amor de Dios, que será motor para el envío del Mesías salvador de la humanidad.

La terquedad del pueblo judío, elegido por Dios para ser su Señor- se mantendrá con esperanza, por una parte, la venida de un Mesías libertador, y por otra se mantiene sin reconocer su presencia cuando llega (por su independencia de la religiosidad oficial), con el nacimiento de Jesús el hijo del carpintero de Nazaret, esposo de María la Virgen Inmaculada.

María, la mujer llena de gracia nos habla de la sin pecado, sin desórdenes afectivos ni efectivos en su libertad cotidiana, algo que será totalmente compatible con limitaciones y dolores tanto orgánicos como psicológicos inherentes a su condición humana.

La fiesta de la Inmaculada se centra anunciando el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. María se convierte así en la puerta por la cual Dios mismo entra en el mundo con figura humana, hecho hombre. Es puerta y, también, la primera discípula de Jesús en su etapa terrena, como mediadora y corredentora permanente. Su fidelidad de discípula en el Reino de Dios supera sus acciones biológicas de madre, igualmente necesarios en los misteriosos planes salvíficos y eternos...
Oremos: ¡Dios te salve, María!, llena de gracia; ¡el Señor está contigo! Santa María, Madre de Dios ¡ruega por nosotros pecadores!

Feliz Día de la Inmaculada

sábado, 7 de diciembre de 2019

MANTO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

 El día 7 de diciembre, San Miguel de Oia recibe la visita de una de las 25 réplicas del Manto de la Virgen de Guadalupe, distribuidas por el territorio Español.

Esta tarde nuestra parroquia, ha tenido el privilegio de recibir una de las réplicas del manto de la Virgen de Guadalupe , procedente directamente del Santuario de México.

Manto custodiado por el matrimonio bilbaíno,  Ana y Enrique, que amablemente se han ofrecido a visitar nuestra parroquia y a traernos este sacramental Mariano.

La imagen de la Virgen y el manto, han sido expuestos en la Capilla de los Liñares,  con el fin de que los feligreses que lo deseasen, fueran cubiertos y bendecidos con él.

El manto de la virgen de Guadalupe es por tanto un sacramental que permite acercar a Dios, por medio del sacramento de la eucaristía y del sacramento del perdón de los pecados. Además acerca de forma especial a nuestra madre la virgen María.

 En el manto de la Santísima Virgen de Guadalupe, muestra en una parte las estrellas como aparecen en el Ayate de San Juan Diego, y en la otra, un mapamundi bordado resaltando el estado de Jalisco, que es donde se inicia el apostolado del manto; la ciudad de México con la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe para señalar donde se apareció. Y el Vaticano, con las llaves, para mostrar al Santísimo Padre, nuestro guía Belén, con las letras JHS, signo de pan de vida. Y por último, el lugar a donde se envía el manto, ya sea un continente, un país o una ciudad.

En todo el mundo sólo hay 590 réplicas de mantos, de los cuales, 25 están en nuestro país, y ha sido uno de ellos, (el manto número 542), el que ha bendecido y cubierto a varios parroquianos después de la celebración de la Santa Misa de hoy,  en la Capilla de los Liñares. 

Con la exposición del Santísimo  presente, varias personas quisieron  ser cubiertos con dicho manto, acompañados por el rezo del Santo Rosario, ofrecido por las familias y los matrimonios, para que exista el amor, la unión, y la paz entre ellos.

Deborah Fdez-Alvariño Delgado.

domingo, 1 de diciembre de 2019

I DOMINGO DE ADVIENTO "ESTAD VIGILANTES"


Con este Domingo Primero de Adviento comenzamos un nuevo Ciclo Litúrgico.  El Adviento nos recuerda que estamos a la espera del Salvador. Y las Lecturas de hoy nos invitan a ver la venida del Señor de varias maneras:
Una es la venida del Señor a nuestro corazón.  Otra es la celebración de la primera venida del Señor, cuando nació hace unos dos mil años.  Y otra es la que se refiere a la Parusía; es decir, a la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos.
Respecto de la venida del Señor a nuestro corazón, la Primera Lectura del Profeta Isaías (Is.2, 1-5) nos recuerda que debemos prepararnos “para que Él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas”.
Lo usual es que recordemos cuando Jesús nació hace unos dos mil años:  la primera venida del Señor.  Es lo que, por supuesto, celebramos en Navidad.  Y para esa venida también hay que preparase. ¿Cómo?  Preparando el corazón para que Jesús pueda acunarse en nuestro interior.
Respecto de la Segunda Venida de Cristo en gloria, la Carta de San Pablo a los Romanos (Rom. 13, 11-14); nos hace ver una realidad: a medida que avanza la historia, cada vez nos encontramos más cerca de la Parusía: “ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer”. Por eso nos invita San Pablo a “despertar del sueño”.
Y ¿en qué consiste ese sueño? Consiste en que vivimos fuera de la realidad, tal como nos lo indica el mismo Jesucristo en el Evangelio de hoy (Mt. 24, 37-44).  Consiste en que vivimos a espaldas de esa marcha inexorable de la humanidad hacia la Venida de Cristo en gloria.   Consiste en que vivimos como en los tiempos de Noé, cuando -como nos dice el Señor- “la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca, y cuando menos lo esperaban sobrevino el diluvio y se llevó a todos”.
Y atención a esta alerta del Señor: “Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre”.
Así vivimos nosotros en el siglo XXI:  sin darnos cuenta de que -como dice este Evangelio- “a la hora que menos pensemos, vendrá el Hijo del hombre” (Mt. 24, 44).
Estar preparados nos lo pide el Señor siempre y muy especialmente en este Evangelio: “Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor”. 
¿En qué consiste esa preparación? Las Lecturas de este Primer Domingo del Año Litúrgico nos lo indican:
“Caminemos en la luz del Señor”, nos dice el Profeta Isaías. 
“Desechemos las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz ... Nada de borracheras, lujurias, desenfrenos; nada de pleitos y envidias.  Revístanse más bien de nuestro Señor Jesucristo”, nos dice San Pablo en su Carta a los Romanos (Rm. 13, 11-14)
¿Por qué estas indicaciones de conversión en este momento?  Porque el Adviento es un tiempo de preparación de nuestro corazón para recibir al Señor.   Estas indicaciones nos sugieren dejar el pecado y revestirnos de virtudes “para que Él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas”.
Nuestra colaboración es sencilla:  simplemente responder a la gracia para ser revestidos con las armas de la luz, como son:  la fe, la esperanza, la caridad, la humildad, la templanza, el gozo, la paz, la paciencia, la comprensión de los demás, la bondad y la fidelidad; la mansedumbre, la sencillez, la pobreza espiritual, la niñez espiritual, etc.
El Adviento es tiempo de preparación para ese momento.  Que nuestra vida sea un continuo Adviento en espera del Señor.  Así podremos ir “con alegría al encuentro del Señor”,  como nos dice el Salmo 121.

Feliz Domingo

http://www.homilia.org/index.htm