domingo, 27 de mayo de 2018

TARDE DE DOMINGO


      Tarde de domingo, día de la Santísima Trinidad y día Pro Orantibus (por los que oran), que mejor ocasión para hacer algo distinto que ir a visitar a aquella que todos los días rezan por todos, aquellas que han entregado su vida a la oración tras las puertas de un convento.

     En primer lugar visitamos el convento de las Madres Carmelitas Descalzas en Sabarís, donde en un ambiente distendido, charlamos con las pocas monjas que allí están. Nos contaron como es su vida tras los barrotes, aunque según sus palabras, “los barrotes  los tenemos nosotros”, les preguntamos por su quehacer diario, si tenían internet o si echaban de menos el salir a la calle, ir a la playa y estas cosas que a diario hacemos el resto de mortales. Por su parte dijeron que ni televisión tienen, aunque están totalmente informadas de la actualidad, e internet tienen por la necesidad que lleva el papeleo con la administración, que hoy hay que hacerlo todo on-line. No echan de menos nada el exterior, incluso comentan que les da pereza cuando tienen que salir por motivos médicos y no tienen más remedio. Son felices y se les ve en su cara, siempre sonriendo. Rezamos un ratito con ellas y nos fuimos.

        Siguiente parada en el convento de las Madres Dominicas de Baiona, donde todos los días rezan el Santo Rosario a las doce de la mañana por la paz y las familias. En la capilla destaca el retablo barroco de su altar mayor está dedicado a la Virgen de la Anunciación, patrona de Baiona.  Allí, como no podía ser de otro modo, rezamos el Santo Rosario acompañados de las monjas y después charlamos con las mismas. También en ellas se les veía cara de felicidad, no les faltaba una sonrisa y tampoco un rosario para regalarnos, pidiéndonos no olvidarnos de rezarlo cada día.

      De allí a San Vicente de Trasmañó en Redondela, al Convento Benedictino, donde hay que subir y subir y seguir subiendo para llegar a un imponente edificio moderno de ladrillo rojo y tener unas vistas inmejorables de la ría. Las Monjas llevan allí desde 1984 tras trasladarse del Convento de San Benito, de la Transfiguración del Señor de A Guarda.  Aquí asistimos al rezo de las vísperas, más bien al canto, donde las monjas, cantaron íntegramente las vísperas correspondientes al día de la Santísima Trinidad. Estaban invitadas todas las parroquias de la diócesis, por lo que nos juntamos buena cantidad de gente. Tras el rezo de las vísperas, las monjas nos ofrecieron un aperitivo para reponer fuerzas, con unas pastas y bollos hechos por ellas y de los que dimos buena cuenta y que la mayoría compró para seguir degustando en casa compartiendo con los que no fueron.

     Una tarde distinta para un domingo distinto.

F.G.M.

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