domingo, 10 de marzo de 2019

I DE CUARESMA "NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS"


Lo primero que resalta en el pasaje evangélico de este domingo es la acción del Espíritu en la vida de Jesús. Él estaba lleno del Espíritu Santo desde su concepción. No le opuso nunca ninguna resistencia; se dejó conducir por él a todas partes, también al desierto para prepararse para su misión. Jesús es el modelo más acabado para la vida de todo cristiano. Como él, también nosotros, que hemos recibido el mismo Espíritu en nuestro bautismo, tenemos que dejarnos conducir en todo momento por el Espíritu Santo. La Cuaresma es un tiempo propicio para escuchar el Espíritu, para atender a sus llamadas, para examinar nuestras resistencias, para extirparlas,… El fruto del Espíritu que resume todos los otros es el amor. La Cuaresma es también un camino de crecimiento en el amor a Dios y al prójimo.

El Espíritu condujo a Jesús al desierto, lejos de los hombres, para experimentar de forma inmediata y sensible su dependencia absoluta del Padre y allí pasó cuarenta días. El desierto es un lugar propicio para encontrarse con Dios lejos de todos los ruidos que pudieran distraernos; pero con frecuencia, ante la penuria del lugar, allí la tentación se vuelve más recia. Jesús fue tentado tres veces por el demonio, primero ante la flaqueza del hambre y después lo quiere comprar con promesas de riquezas y poder, todo para que renuncie a su identidad, a su misión. El hecho de que Jesús se mantenga firme frente al demonio y sus tentaciones, hizo posible que cumpliera su misión, que fuese nuestro salvador, que diese testimonio del amor que Dios Padre tiene por todos los hombres, sin excepción.

Con los ojos puestos en Cristo, vencedor del mal, los cristianos hoy nos sentimos estimulados a adentrarnos en el camino de la Cuaresma. Nos empuja a ello el deseo de autenticidad: ser plenamente aquello que somos, discípulos de Jesús y, con Él, hijos de Dios. Por esto queremos profundizar en nuestra adhesión honda a Jesucristo y a su programa de vida que es el Evangelio: «No sólo de pan vive el hombre»

La Cuaresma es un tiempo propicio para introducir más intensamente en nuestro corazón, es decir, en todo nuestro ser, la Palabra de Dios, esa Palabra que ahora se ha encarnado y que es el mismo Jesús; Palabra llena de vida. La Cuaresma es un tiempo para prestar especial atención a Jesús, Palabra de Dios hecha carne, en quien ‒como decía san Juan de la Cruz‒ el Padre nos lo ha dicho todo.



http://evangeli.net/evangelio/dia/2019-03-10

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