Hoy, el Evangelio nos invita a
descubrir la importancia de descansar en el Señor. Los Apóstoles regresaban de
la misión que Jesús les había dado. Habían expulsado demonios, curado enfermos
y predicado el Evangelio. Estaban cansados y Jesús les dice «venid también
vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco».
Una de las tentaciones a las que
puede sucumbir cualquier cristiano es la de querer hacer muchas cosas
descuidando el trato con el Señor. El Catecismo recuerda que, a la hora de
hacer oración, uno de los peligros más grandes es pensar que hay otras cosas
más urgentes y, de esa forma, se acaba descuidando el trato con Dios. Por eso,
Jesús, a sus Apóstoles, que han trabajado mucho, que están agotados y eufóricos
porque todo les ha ido bien, les dice que tienen que descansar. Y, señala el
Evangelio «se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario». Para poder
rezar bien se necesitan, al menos dos cosas: la primera es estar con Jesús,
porque es la persona con la que vamos a hablar. Asegurarnos de que estamos con
Él. Por eso todo rato de oración empieza, generalmente, y es lo más difícil,
con un acto de presencia de Dios. Tomar conciencia de que estamos con Él. Y la
segunda es la necesaria soledad. Si queremos hablar con alguien, tener una
conversación íntima y profunda, escogemos la soledad.
Es Cristo el que reconcilia
a los pueblos. El que atiende a todos lleno de compasión porque nos ve, al
decir del Evangelio de hoy, como “ovejas sin pastor”. A nosotros nos
corresponde continuar su misión y ser profetas al servicio de la
reconciliación. En el mundo y en nuestra nación, en nuestro barrio y en nuestra
familia. Cada vez que logramos que alguien se reconcilie, estamos siendo
cristianos de verdad. Eso significa ser cristianos: ser creadores de perdón, de
fraternidad, de reconciliación.
¡Si
solamente la providencia de Dios hiciera lo mismo en nuestra época, y que una
gran multitud de fieles se precipitara alrededor de los ministros de su Palabra
para escucharlos, incluso sin dejarles el tiempo de retomar sus fuerzas!...si
se les reclamara a tiempo y a destiempo la palabra de fe, se quemarían del deseo
de meditar los preceptos de Dios y de ponerlos en práctica sin cesar, de manera
que sus actos no desmentirían sus enseñanzas.
https://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=commentary&localdate=20180722
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