Comenzamos el año liturgico con el primer domingo de Adviento. La palabra adviento proviene del
Latín “adventus Redemptoris” que significa venida del redentor. Es un periodo
litúrgico Cristiano que consiste en la preparación espiritual para la
celebración del nacimiento de Cristo.
El tiempo de Adviento tiene una
duración de cuatro semanas. Este año 2018, comienza el domingo 2 de diciembre,
y se prolonga hasta el 23 de diciembre. Podemos distinguir dos periodos. En el
primero de ellos se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo,
por eso las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del
Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida
ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
En el segundo periodo se orienta
más directamente a la preparación de la Navidad. Se nos invita a vivir con más
alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido.
Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de
Jesús.
En orden a hacer sensible esta
doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie
de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se
reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de
color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una
manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos
falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque
le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá
llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la
fiesta de la Navidad.
Tenemos cuatro semanas en las que
Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de
las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los
tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial
actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a
«preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente
conversión. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está
cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana
ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura,
central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.
En cuanto a las lecturas de las
misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás
profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los
tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el
cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos
responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su
venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás
cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.
El color de los ornamentos del
altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que
simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan
durante el Adviento:
Primer Domingo: 2 de diciembre
La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer
semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las
palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo
llegará el momento". Es importante que, como familia nos hagamos un
propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece
si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado
deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos
hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor
familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de
personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo,
los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad
parroquial, encenderemos la primera vela de la Corona de Adviento, color
morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
Segundo Domingo: 9 de diciembre
La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista.
Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la
exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús
llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la
reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las
personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al
Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con
Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de
la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos
viviendo.
Tercer Domingo: 16 de diciembre
El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y
ayudando al prójimo. La liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de
María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a
ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen
a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que
la madre de mi Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre
acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta
tercera semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María
desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario
en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como
signo de espera gozosa, la tercera vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
Cuarto Domingo: 23 de diciembre
El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las
lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la
Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender
de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan
próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos;
ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la
armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa.
Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el
firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las
comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
La Corona de Adviento
El Significado de las velas de
corona de adviento. Las
velas de Corona de Adviento hacen referencia a los cuatro domingos previos a la
Navidad de ahí el significado de las velas de adviento.
La tradición consiste en colocar
cuatro velas, dentro de un circulo formado por ramas y hojas perennes. La primera vela se encenderá el
primer domingo de adviento y sucesivamente deberán encenderse cada domingo
hasta el domingo previo a la llegada de Navidad las velas restantes.
Cada elemento de la corona de
Adviento constituye un significado:
Circulo: representa el símbolo
eterno de las estaciones.
Ramas y hojas perennes: del latín
“perennis” que representa lo duradero y lo eterno.
Velas encendidas: simbolizan la
vida y luz de Cristo al mundo.
Colores de las velas de adviento
La corona de adviento está
formada por cuatro velas de las cuales tres tienen que ser velas púrpuras y una
de color rosa (también pueden ser de diferentes colores morada, verde, blanca y roja). La primera vela púrpura en adviento representa la esperanza y
expectativa ante la llegada de Cristo, la segunda representa el Amor, la
tercera vela de color rosa que representa la alegría y la cuarta y última vela
púrpura que representa la paz.