domingo, 16 de diciembre de 2018

III DE ADVIENTO "EL OS BAUTIZARÁ CON ESPIRITU SANTO Y FUEGO"


La enseñanza del Evangelio de este domingo se puede dividir en dos partes. En la primera se nos habla de las preguntas que tres tipologías de personajes muy diferentes (la gente que podría entenderse como el pueblo fiel, unos judíos despreciables como los publicanos y unos paganos como los soldados) hacen a Juan el Bautista. Estas preguntas son las que nos iluminan sobre cómo llevar una vida recta y sabia para acoger al Mesías que será el otro gran tema del Evangelio. Y es que la espera del Mesías no es nunca una espera pasiva sino una esperanza activa; no es una simple llegada sino una inestimable acogida. Juan puede parecer que a todas las cuestiones responde con la misma ley: una calibrada justicia social. Pero en realidad va mucho más allá. Se pone de relieve la necesidad de ser justos, de ser caritativos y de ser empáticos. Tres virtudes que van más allá de la siempre necesaria y por desgracia no alcanzada justicia social. En definitiva, demostrar de forma activa la alegría cristiana, de demostrar y dar a conocer la mesura del cristiano a todas las personas, la mesura de su templanza y sobriedad.

La segunda parte del Evangelio, nos recuerda que todo el pueblo estaba expectante a las palabras de Juan el Bautista. Toda la gente que le rodeaba estaba expectante y pendiente no sólo de lo que decía sino de saber quién era, de su identidad, de su papel en sus historias de salvación personal, como se refleja en los diálogos, y colectiva, al plantearse si era él el Mesías o debían aguardar a otro.

Nosotros, si en estas fechas ya tan cercanas a la consumación del misterio de la Encarnación no estamos expectantes ni a las palabras ni a la identidad del que va a nacer quizás estemos perdiendo el hilo de la situación, el hilo de la realidad cristiana. Esta semana es Juan el Bautista el que nos recuerda que Jesús viene para salvar, para bautizar con el fuego del Espíritu Santo y podríamos también decir que para incendiar nuestro mundo. Para ser una hoguera que no se apaga y vivir la presencia de ese Espíritu en nuestra vida y nuestra comunidad. ¿Estamos preparados para acogerlo o sólo queremos cumplir con el expediente de las fiestas?, ¿estamos dispuestos a hablar, retransmitir y buscar la alegría o sólo queremos finalizar un año más?

En definitiva, ¿estamos dispuestos a ser humildes como Juan sólo siendo grandes por ser los Precursores de Cristo en el mundo?



No hay comentarios:

Publicar un comentario