La pasada noche del domingo, dos individuos profanaron la capilla del Hospital Álvaro Cunqueiro. Los ladrones robaron el sagrario, el copón y la teca (un cofre para conservar reliquias). No conocen los motivos, pero es de suponer que se trata de un robo, porque tras llevarse el Sagrario, Copón y Teca y al ver que no tenían valor el metal dorado, lo arrojaron todo en una finca próxima al hospital con las formas consagradas.
D. Benito nos animaba a rezar por
la conversión de quienes profanan y nos invitó a todos a una Misa de Desagravio
por la profanación del Santísimo en la propia capilla profanada. Se quedó pequeña para la gente
que acudió, unas sesenta personas de toda la diócesis.
Celebraron D. Benito y D. Daniel capellanes del hospital. D. Daniel visiblemente
emocionado (no en vano él era el que estaba de guardia y quien tuvo hacer las
gestiones con la policía y recoger sagrario, copón y formas), preguntado por D.
Benito que sentía en esos momentos, casi sin palabras y con lágrimas en los ojos contestó solo con una
palabra: dolor.
Ya en la homilía D. Daniel
recordaba las palabras de Jesús en la Cruz cuando decía: “perdónalos porque no saben lo que hacen” y pedía el perdón para
ellos, haciendo una reflexión sobre qué circunstancias habrían llevado a estas
personas a realizar esta execrable acción: familiares, sociales, etc. Todos
podríamos ser alguno de ellos.
El evangelio del día nos situaba
a Jesús predicando en una casa donde había fariseos y doctores de la ley y unos
hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle,
para ponerle delante de Él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de
la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las
tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús., y para llevarle a un
paralítico tuvieron que bajarlo por el tejado en una camilla. Este evangelio de
camillas y enfermos, parecía que la providencia lo había puesto en este día, y
sirvió a D. Daniel para acercarnos al día a día del hospital, y para agradecer
a todas las personas que ayudaron en la recuperación de los objetos sagrados,
desde seguridad a médicos y enfermeros, cada uno con su camilla. Pidió por todos los enfermos y por los difuntos del día y nos animó a tomar nuestras camillas para poder acercar enfermos del alma y del cuerpo a Jesús.
La Misa continuó y tras la exposición del
Santísimo, éste fue llevado al Sagrario del antiguo Hospital Xeral, prestado
para la ocasión, donde queda la reserva para todos los enfermos que lo necesiten.
Hoy D. Benito ha colocado a sus
pies las cartas y corazones escritas por niñas de 4ª de primaria que puedan
servir para consolar a Jesús y aliviar su agravio.
Esperemos y pediremos al Señor que
no vuelva a producirse un acto de este tipo nunca.
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