domingo, 26 de mayo de 2019

PASCUA DEL ENFERMO "DAD GRATIS"


La Iglesia en España celebra el domingo 26 de mayo la Pascua del Enfermo. El lema, “Gratis habéis recibido, dad gratis”, el mismo de la Jornada Mundial del Enfermo 2019 que se celebró el 11 de febrero.
La Campaña se centra en el voluntariado en la Pastoral de la Salud y pretende reconocer el valor de la gratuidad en la entrega al cuidado de los enfermos.

La gratuidad humana es la levadura de la acción de los voluntarios, que son tan importantes en el sector socio-sanitario y que viven de manera elocuente la espiritualidad del Buen Samaritano.” “El voluntario es un amigo desinteresado con quien se puede compartir pensamientos y emociones; a través de la escucha, es capaz de crear las condiciones para que el enfermo, de objeto pasivo de cuidados, se convierta en un sujeto activo y protagonista de una relación de reciprocidad, que recupere la esperanza, y mejor dispuesto para aceptar las terapias.” Papa Francisco

Es necesario hacer una reflexión en la importancia del voluntariado y la necesidad de animar a más personas que deseen trabajar llevando el consuelo de Cristo a los enfermos.

La Iglesia española se acerca tradicionalmente en este domingo, en el seno de sus comunidades parroquiales, al mundo de los enfermos, sus familias y los profesionales sanitarios, así como mostrando el rostro de Cristo curando y acompañándolos, y por eso hoy rezamos por nuestros enfermos y sus cuidadores, por los que sufren el misterio del dolor, por los ancianos y mayores de residencias y por todos los hospitalizados. Oremos también por nos profesionales de la sanidad y por los voluntarios que trabajan en los equipos de pastoral de la salud.

Jesús nos exige y reclama que la disponibilidad a acompañar, escuchar, aliviar, a cada enfermo o sus familiares, sea obra de la gracia, de su amor en nosotros. Lo que llevamos en la visita a un enfermo no somos nosotros, sino al Señor. 

ORACIÓN:
Estuve enfermo y me visitaste, me llamaste por mi nombre, y venías cada mañana sonriente a decirme: buenos días. Fui para ti alguien, y no algo, aceptaste con paciencia mis impaciencias, y siempre que venías a verme me dabas paz. Yo me encontraba con miedo, asustado; tú me acogiste con serenidad y con cariño, y diste la vuelta a mi almohada para que me sintiera mejor. Me trataste con competencia y me diste lo que más necesitaba: cariño, comprensión, escucha y amor. Y con todo ello me diste a Dios.

FELIZ PASCUA DEL ENFERMO

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