domingo, 5 de enero de 2020

II DE NAVIDAD "EL VERBO SE HIZO CARNE"


El nacimiento de Jesús es clave en nuestra fe. No se trata sólo del nacimiento de un profeta. Ni siquiera del nacimiento de un Mesías salvador. Afirmamos que en Jesús Dios se encarnó, Dios se hizo carne. Toda la parafernalia de luces, celebraciones, regalos y consumismo de estos días se monta en torno a ese hecho tan sencillo como profundo en significado para la historia de la humanidad y para las relaciones de las personas entre sí: en aquel niño que nació en Belén, en un pesebre, hijo de María y José, está presente Dios mismo. Nuestro mundo celebra, aunque muchos sin saberlo conscientemente, la alegría más profunda, auténtica y verdadera posible: Dios se ha hecho uno de nosotros y ha asumido nuestra carne con todas sus consecuencias. Nada en el mundo ha sido igual desde aquel momento. Jesús, Dios encarnado, significa un cambio radical en nuestra historia, una novedad tan absoluta que nada puede ser ya como antes.

El Evangelio de hoy nos lleva a una de las páginas más gloriosas, profundas y teológicas que se hayan escrito para decir algo de lo que es Dios, de lo que es Jesucristo, y de lo que es el hecho de la encarnación, en esa expresión tan inaudita: el “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. La encarnación se expresa mediante lo más profundo que Dios tiene: su Palabra; con ella crea todas las cosas, como se pone de manifiesto en el relato de la creación del Génesis; con ella llama, como su le sucede a Abrahán, el padre de los creyentes; con ella libera al pueblo de la esclavitud de Egipto; con ella anuncia los tiempos nuevos, como ocurre en las palabras de los profetas auténticos de Israel; con ella salva, como acontece con Jesucristo que nos revela el amor de este Dios.

También, en nosotros, es muy importante la palabra, como en Dios. Con ella podemos crear situaciones nuevas de fraternidad; con nuestra palabra podemos dar vida a quien esté en la muerte del abandono y la ignominia, o muerte a quien esté buscando algo nuevo mediante compromisos de amor y justicia. Jesús, pues, también se ha encarnado para hacer nuestra palabra (que expresa nuestros sentimientos y pensamientos, nuestro yo más profundo, lo que sale del corazón) una palabra de luz y de misericordia; de perdón y de acogida. Él ha puesto su tienda entre nosotros... para ser nuestro confidente de Dios.

También hoy es Noche de Reyes... Descubre que tu vida es un gran regalo, sí, tu vida, ésta, con sus luces y con sus sombras, con lo mejor y con lo peor de ella. Descubre que tu persona puede y debe ser un gran regalo para todo el que te busque y para todo el que te encuentre. Descubre que puedes volver a ser niño, con una capacidad infinita para dejarte sorprender, para dejarte emocionar, para dejarte recrear... Que aquellos Magos que se pusieron en camino te ayuden a peregrinar hacia aquellos lugares donde Él nos espera, para descubrir el auténtico tesoro de la vida, presente en tantos rostros y en tantos acontecimientos. Volvamos a Belén con los Magos, Él nos espera.

FELIZ DOMINGO


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