domingo, 23 de junio de 2019

DOMINGO DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO


La solemnidad del Corpus Christi se remonta a 1246, que comenzó a celebrarse en Lieja (Bélgica). Años después, en 1264, el Papa Urbano IV extendió la conmemoración por toda la cristiandad. Vemos pues, que desde hace siete siglos el jueves siguiente a la fiesta de la Santísima Trinidad ha sido dedicado a una especial veneración de la Santísima Eucaristía. Es el día en que se celebra la fiesta del Corpus Christi, la fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. Se celebra el jueves, por ser éste el día en que el Señor instituyó la santa Eucaristía la noche de la Última Cena. Por razones pastorales, esta fiesta en algunos lugares se traslada al siguiente Domingo. También, hoy celebramos el “Día de Caridad”. Caridad es amor. Y hemos de afanarnos en el cuidado de nuestros hermanos que más lo necesitan, en lo espiritual y en lo material.

En nuestra parroquia, la celebramos el Domingo, y para darle toda la solemnidad que merece el día, nos ha acompañado en la celebración la Coral Polifónica Lira de San Miguel, los niños de Primera Comunión estaban invitados para acompañar a Nuestro Señor vestidos con su traje y la procesión ha discurrido por alfombras florales realizadas para la ocasión.

Estamos ante un dogma central de nuestra fe que es la Presencia real del Señor Jesús en el pan y el vino eucarístico. La expresión cuerpo y sangre es un semitismo que quiere decir lo mismo que la totalidad de la persona. En las especies eucarísticas, el Señor Jesús está presente todo entero en cada una de las especies y en cada parte de ellas.

El día que celebramos la fiesta del Corpus Christi el Señor realmente Presente en el pan y vino consagrados no permanece en nuestras iglesias, «sino que también caminamos con la mirada fija en la Hostia eucarística, juntos todos en procesión, que es un símbolo de nuestra peregrinación con Cristo en la vida terrena. Caminamos por las plazas y calles de nuestras ciudades, por esos caminos nuestros en los que se desarrolla normalmente nuestra peregrinación. Allí donde viviendo, trabajando, andando con prisas, lo llevamos en lo íntimo de nuestros corazones, allí queremos llevarlo en procesión y mostrárselo a todos, para que sepan que, gracias al Cuerpo del Señor, todos pueden tener en sí la vida» (SS Juan Pablo II)

Nuestra procesión llegó hasta el Cruceiro, donde se impartió la bendición a los cuatro puntos cardinales de nuestra parroquia, recordando a la gente del mar, el monte, los enfermos que no pudieron asistir y por todos aquellos que pudiendo no quisieron acompañar al Señor.
En el templo, en la procesión, Jesús nos mira desde la Custodia. El milagro grande de nuestra fe nos está haciendo vivir todo el amor de Dios presente en Jesús sacramentado.

GUÍANOS, SEÑOR, CON LA FUERZA DE LA EUCARISTÍA!
Convierte nuestras almas en una morada para tu presencia
Ilumina nuestros corazones con la luz de tu verdad
Abre nuestros ojos con el resplandor de tu Cuerpo
Dirige nuestros pies por los senderos de tu Verdad
Fortalece nuestro interior
cuando, tantas fuerzas externas e idólatras,
nos pruebas, nos persigues o nos rechazan.
Amén


No hay comentarios:

Publicar un comentario