sábado, 8 de junio de 2019

VIGILIA DE PENTECOSTÉS: LA ESPERA



Vigilia viene del verbo "velar", "estar despierto". Una vigilia es fundamentalmente una noche de vela, una noche de oración, de espera, de preparación de un acontecimiento. La tarde-noche tiene algo especial para la oración. Jesús mismo pasaba las noches en oración, o se levantaba al amanecer. 

En la Iglesia hay tres vigilias fundamentales: La Vigilia Pascual, la Vigilia de Navidad y la de Pentecostés. Además, se extiende la costumbre en muchas Iglesias de celebrar la Vigilia de la Inmaculada. 

Lo fundamental de la Vigilia es escuchar la Palabra de Dios, la meditación y la oración durante un tiempo considerable. De esta manera el pueblo cristiano se prepara para celebrar acontecimientos de salvación. En la oración nos abrimos para acoger la acción de Dios y para disponernos a secundar lo que Dios nos pide. 

La vigilia de Pentecostés es culminación del tiempo pascual. Jesús resucitado deja su Espíritu y la Iglesia naciente inicia una nueva etapa continuando la obra emprendida por su Señor. 

Pentecostés no es una fiesta aislada. La Pascua dura cincuenta días. Pentecostés es tiempo de plenitud, de tomar conciencia de lo que somos por la fuerza del Espíritu. En este tiempo, María tiene también un sitio. Ella estaba allí, reunida con los Apóstoles asistiendo al nacimiento de la Iglesia. 

Nosotros siguiendo esta tradición de la Iglesia hemos tenido nuestra Vigilia de Pentecostés. Antes de la Vigilia celebramos la cena de los apóstoles, muchos los llamados pero pocos asistentes. 

Tuvimos la suerte que nos acompañaron cinco jóvenes madrileños, pertenecientes a JUFRA, (Juventud Franciscana), que dieron testimonio de su amor a Cristo, nos contaron como fue esa llamada al encuentro de San Francisco, como cambió su vida desde entonces y lo que significa vivir con un compromiso de vida y de formación permanente. Nos asombró la facilidad de palabra y la naturalidad con la nos contaban sus experiencias. 

Los acompañaba su responsable nacional perteneciente a la OFS (Orden Franciscana Seglar), Cloti, una mujer sevillana, madre de cuatro hijos, tres nietos y una pierna totalmente reconstruida, que no dudó en viajar desde Sevilla a Santiago para asistir a un Consejo de la OFS de la zona de Galicia y después aceptar la invitación de unirse a nuestra celebración. Una mujer admirable que nos hizo ver la necesidad de atraer a la juventud, en sus palabras “por la escucha”, porque la juventud tiene mucho que decir y estos jóvenes nos lo han demostrado. 
La vigilia comenzó en el exterior con unas breves reflexiones, para a continuación entrar detrás de la Virgen de Fátima, que nos acompañó durante la cena. Una vez dentro encendimos las velas en el cirio pascual, como signo del Espíritu para que nos haga ser llamas vivas que llenan de luz nuestra existencia y para convertirnos en profetas. Después la lectura de la Palabra y una homilía. Presentamos los siete dones representados en unos carteles y encendiendo una vela en nuestro monumento por cada don. Después de los testimonios de varios colaboradores parroquiales y una oración comunitaria finalizamos la Vigilia saliendo al exterior de nuevo con el Cirio Pascual, donde fue apagado, (fuera lo encendimos, fuera lo apagamos), dando por finalizado el tiempo pascual. Solo volverá a encenderse en funerales, bautizos y en algunas celebraciones especiales. 

Llenos del Espíritu Santo caminamos hacia Pentecostés.

1 comentario:

  1. Gracias a la parroquia de San Miguel de Oía, por su invitación y acogida. Un abrazo enorme y fraterno a todos.
    Especialmente a do Benito su párroco.
    Sencillo, profundo y humano. Dios lo bendiga y proteja SIEMPRE.

    ResponderEliminar