El Inmaculado Corazón de María es
una devoción mariana católica que ganó un lugar destacado por medio de las apariciones
de Fátima y encontró el reconocimiento definitivo por las revelaciones de
Jesucristo hechas a la Beata Alejandrina de Balazar. Esta devoción consiste en
la veneración del Corazón de la Santísima Virgen María, madre de Jesús.
Sin embargo, hay indicios y
menciones devocionales al Corazón de la Santísima Virgen María, madre de Jesús en
textos de diversos padres de la Iglesia, que son retomados en el siglo XVII,
como consecuencia del movimiento espiritual que procedía de San Juan Eudes (1601-1680),
misionero francés fundador de la Congregación de Jesús y María.
San Juan Eudes fue quien promovió
la celebración litúrgica del Inmaculado Corazón de María; aunque su aprobación
por la Santa Sede no llegó hasta 1855. En 1914, con ocasión de la reforma del misal
romano, la fiesta del Corazón de María fue trasladada del cuerpo del misal a un
apéndice del mismo, entre las fiestas pro aliquibus locis.
Hubo muchas peticiones para que
esta fiesta se extendiera a toda la Iglesia, en especial las peticiones de los Claretianos.El 31 de octubre de 1942 y luego,
de manera solemne, el 8 de diciembre en la Basílica de San Pedro, cumpliéndose
el 25 aniversario de las apariciones de Fátima, Pío XII consagró la Iglesia y
el género humano al Inmaculado Corazón de María.
El 4 de marzo de 1944, con el
decreto Cultus liturgicus, el pontífice extendió a toda la Iglesia latina la
fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María, y asigno como día propio el
22 de agosto, que es la octava de la Asunción, y elevándola a rito doble de
segunda clase.
Oración (acto de consagración al
Inmaculado Corazón de María)
Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía, yo
me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi
alma, mis pensamientos y mis acciones
Quiero ser como tú quieres que
sea, hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás
conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que
esté siempre contigo. Amén.
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