Hoy, al leer el Evangelio del día, uno no sale de su asombro
—“alucina”, como se dice en el lenguaje de la calle—. «Los escribas que habían
bajado de Jerusalén» ven la compasión de Jesús por las gentes y su poder que
obra en favor de los oprimidos, y —a pesar de todo— le dicen que «está poseído
por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios» (Mc
3,22). Realmente uno queda sorprendido de hasta dónde pueden llegar la ceguera
y la malicia humanas, en este caso de unos letrados. Tienen delante la Bondad
en persona, Jesús, el humilde de corazón, el único Inocente y no se enteran. Se
supone que ellos son los entendidos, los que conocen las cosas de Dios para
ayudar al pueblo, y resulta que no sólo no lo reconocen sino que lo acusan de
diabólico.
Pero el hecho interesante es la respuesta que Jesús les dio: “¿Cómo
puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo,
ese reino no puede subsistir (…). Nadie puede entrar en la casa del fuerte y
saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte”. Esto muestra que Jesús rechaza
completamente la idea de que Él está actuando para Satanás. Su condescendencia
sin límites le lleva, incluso, a tratar de remover sus corazones
argumentándoles con parábolas y consideraciones razonables. Aunque, al final,
advierte con su autoridad divina que esa cerrazón de corazón, que es rebeldía ante
el Espíritu Santo, quedará sin perdón. Y no porque Dios no quiera perdonar,
sino porque para ser perdonado, primero, uno ha de reconocer su pecado.
La escena se remata con esa dosis de maldad hasta el punto de que pretenden
responsabilizar a la misma familia de Jesús para que ponga remedio al asunto.
"Su madre y sus hermanos" han llegado para llevárselo y convencerle
que deje ese camino. Pero Jesús responde como había de responder. Sin renunciar
a su madre y a sus hermanos... extiende su familia a todos los enfermos y
desvalidos que han encontrado en su "terapia espiritual" una familia
nueva que les acoja y les cuide. Son los seguidores del reino de Dios que
liberándose de esa cultura demoníaca inaceptable, sienten que de verdad Dios
está con ellos en sus sufrimientos.
https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/10-6-2018/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
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