lunes, 9 de abril de 2018

LA CASA COMÚN


¿Sabías que el Papa Francisco está muy comprometido con el medio ambiente? ¿Y que ha escrito una encíclica para hablarnos de cómo cuidar la “casa común?
La encíclica se llama “LAUDATO SI” sobre el cuidado de la casa común Días antes de su publicación el papa explicó que aun cuando el carácter de las encíclicas tiene como fin los obispos del mundo, en esta ocasión estaba destinada a todas las personas del mundo, incluidas las no católicas.
La encíclica se centra en el planeta Tierra como lugar en el que viven las personas, defendiendo la naturaleza, la vida animal y las reformas haciendo una «crítica mordaz del consumismo y el desarrollo irresponsable con un alegato en favor de una acción mundial rápida y unificada “para combatir la degradación ambiental y el cambio climático”».

1. «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»
2. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla./ ….../ Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.

Así empieza esta encíclica  y de ella podemos extraer estas diez ideas para cuidar el medio ambiente:
  • Ahorrar en calefacción abrigándose más y así evitar tener que ponerla. Evitaríamos gases de efecto invernadero que generan el cambio climático.
  • Evitar el uso de materiales plásticos y de papel. Utilizar papel reciclado evitaría la deforestación de muchos árboles.
  • Reducir el consumo de agua. El agua es un bien escaso por culpa de la contaminación.
  • Separar los residuos, en definitiva reciclar. Estamos convirtiendo el planeta en un vertedero.
  • Cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer, así evitaríamos la generación de excesivos residuos orgánicos que la tierra es incapaz de absorber.
  • Tratar con cuidado a los seres vivos, la biodiversidad es necesaria para el buen funcionamiento de los ecosistemas
  • Utilizar el transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, ahorrando combustibles fósiles que tanto contaminan.
  • Plantar árboles, pero siempre cuidando no alterar el ecosistema de la zona, utilizando árboles autóctonos.
  • Apagar las luces innecesarias, así evitaremos generar más electricidad de la necesaria.
  • Dar gracias a Dios, antes y después de las comidas Ese momento de la bendición, aunque sea muy breve, nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida, fortalece nuestro sentido de gratitud por los dones de la creación, reconoce a aquellos que con su trabajo proporcionan estos bienes y refuerza la solidaridad con los más necesitados.

Tampoco es difícil lo que nos propone. Hay que pasar de la teoría a la práctica. El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.

1 comentario:

  1. Los problemas mediambientales que está sufriendo nuestra "casa común" son consecuencia de nuestro desprecio por la creación al anteponer otros intereses. Es una falta de ética que como cristianos debemos revisar.

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