miércoles, 18 de abril de 2018

HACEN FALTA EVANGELIZADORES


Estimado/a amigo/a:
El mundo no solo tiene hambre de pan; tiene también necesidad de justicia, de paz y, sobre todo, tiene hambre de Dios. Él viene al encuentro de todos en su Hijo Jesucristo. Pero no todos han oído hablar de Él. «¿Y cómo creerán en Él si no les es anunciado?», se preguntaba San Pablo (Rm 10, 14). De ahí la urgencia de misioneros ayer, hoy y siempre.
Dios sigue suscitando vocaciones misioneras.
Y no solo en Europa, sino también en las nuevas Iglesias de África, América y Asia. Numerosos jóvenes de estos continentes están dispuestos a romper las barreras de su raza y cultura para ser testigos de Jesús allí donde se encuentran los más pobres y abandonados, material, humana y espiritualmente.
La Iglesia necesita ayuda para preparar adecuadamente a estos jóvenes misioneros según las exigencias pastorales del mundo de hoy.
Contribuir a ello es una óptima manera de colaborar en la Misión universal de la Iglesia y, en definitiva, de construir un mundo más humano, donde las características del Reino de Dios (la justicia, el amor y la paz) sean una realidad más presente.
Dios bendecirá su apoyo a la obra evangelizadora de la Iglesia.
Misioneros Combonianos

SAN DANIEL COMBONI
Fundador de los Misioneros Combonianos
Daniel Comboni nació el 15 de marzo de 1831 en la localidad italiana de Limone sul Garda. A los 18 años promete consagrarse totalmente a la evangelización de África, que se convertiría en la única pasión de su vida.
Nombrado por la Santa Sede primer obispo del África Central, se consagra a esta misión en cuerpo y alma con el lema «África o muerte». Lucha valientemente contra la esclavitud y recorre miles de kilómetros por África y Europa para defender la causa de los africanos.
Desgastado por las enfermedades, las fatigas y las incomprensiones, muere a los 50 años en Jartum (Sudán). Sus últimas palabras fueron «Yo muero, pero mi obra no morirá ». El 5 de octubre de 2003 fue canonizado por San Juan Pablo II.
Su obra no ha terminado. La semilla sembrada con tanto sacrificio ha crecido. Su antorcha fue recogida por el Instituto que él fundó, los Misioneros Combonianos, que creyeron en el sentido universal de la Misión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario