viernes, 6 de abril de 2018

EL PERDÓN

El perdón es uno de los fenómenos más importantes en nuestras relaciones con los demás. Todos nos hemos preguntado alguna vez si esa persona que nos ha hecho daño, intencionadamente o no, merece nuestro perdón. 

Dice  el DRAE de la palabra perdón en sus tres primeras acepciones:
1. Acción de perdonar.
2. Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente.
3. Indulgencia (remisión de los pecados).

Por lo tanto el perdón es la acción por la que una persona disculpa a otro una acción considerada como ofensa, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden más o menos afectadas.

Ahora bien, ¿significa perdonar a alguien reconciliarnos con ella? Es cierto que el perdón favorece a que se produzca una reconciliación pero esta no es estrictamente necesaria, de hecho podemos estar en una relación donde no haya perdón y simplemente se haya “olvidado” un hecho doloroso o bien perdonar a alguien con quien ya no tenemos ningún contacto. El acto de perdonar en sí, es más bien un proceso y se da a medida que pasa el tiempo.

Todas las "religiones universales" recomiendan:
a) Perdonar a los demás.
b) Pedir perdón por las ofensas a los demás.
c) Solicitar el perdón divino de los pecados.

Pero para los cristianos, ¿Qué es el perdón?
El Dios del Antiguo Testamento hace múltiples referencias al perdón de Dios, pero no insiste en reclamar que los hombres se perdonen entre sí; se lo considera no como un imperativo moral sino como algo loable pero realmente no exigible, lo cual parece indicar la legitimidad de no perdonar a los ofensores, sino solicitar a Dios su castigo, sobre todo cuando pertenecen a otros pueblos distintos de Israel. Sin embargo, es loable perdonar. José perdona a sus hermanos (Génesis 45,4)
En su relación con los hombres, Dios en el Antiguo Testamento aparece en ocasiones como justiciero, cruel y vengativo, y sin embargo también capaz de perdonar. Se dice de él,  que es "clemente y misericordioso, tardo para la ira, y lleno de lealtad y fidelidad, que conserva su fidelidad a mil generaciones y perdona la iniquidad, la infidelidad y el pecado, pero que nada deja impune, castigando la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación" (Éxodo 34,6)
En el Nuevo Testamento, Dios es misericordioso y está mucho más presente, y perdonarse los unos a los otros se considera un imperativo moral, pues el perdón a quienes nos ofenden y nos odian es uno de los mayores ejemplos de amor al prójimo; así como en el Antiguo Testamento escasean las referencias al perdón entre los hombres, éstas abundan en el Nuevo Testamento, que recomienda poner la otra mejilla y amar a nuestros enemigos. ¿Cuántas veces debo perdonar? preguntaba Pedro; "setenta veces siete" le recomendaba Jesús  (Mateo 18:22), es decir, no cansarse de perdonar. En la oración que el mismo Jesús nos enseñó rezamos: “Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
La cruz es el símbolo del perdón, y en la misma cruz, Cristo perdonó a sus ejecutores ("Perdónalos porque no saben lo que hacen" Lc 23,34)

El perdón lo concede el ofendido después de reconocer el ofensor los hechos humildemente y pedir perdón de forma sincera, ello implica que la persona ofendida reconoce que aquello que le han hecho, no está bien y aunque sabe que la situación puede no estar justificada y la persona que le ha causado el daño no merece ser perdonada, toma la decisión de hacerlo.
El perdón conlleva un aumento en la satisfacción con la vida, más emociones positivas, menos emociones negativas y menos síntomas de enfermedad física. 

El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar” Martin Luther King
Aferrarse a la ira es como aferrarse a una brasa candente con la intención de tirársela a otro; tú eres el que se quema.” Buda


FGM

No hay comentarios:

Publicar un comentario