Bendito el que viene en nombre del
Señor
La fiesta de hoy presenta a los ojos de
los hombres a aquel que nuestra alma desea bajo dos aspectos diferentes. Los
dos aspectos atraen nuestra mirada; los dos son objeto de nuestro deseo y de
nuestro amor, porque en ambos es el Salvador de los hombres. Si contemplamos al
mismo tiempo la procesión de hoy y la pasión, vemos a Jesús glorioso y sublime
y humillado y sufriente.
En la procesión, recibe los honores de
rey; y en la pasión, es golpeado como un malhechor. Aquí, la gloria y el honor
le rodean; allí, se revela sin forma ni hermosura. Aquí él es la
alegría de los hombres y el orgullo del pueblo; allí, oprobio de los
hombres, desprecio del pueblo. Aquí es aclamado: Hosanna al Hijo de
David; allí oímos los gritos enfurecidos de la gente que pide su muerte,
burlándose del que se hizo rey de Israel. Aquí la gente sale a su encuentro con
palmas en las manos; allí le dan bofetadas y con cañas le golpean en la cabeza.
Aquí es colmado de elogios; allí, cubierto de injurias. Aquí la gente extiende
sus mantos ante Jesús; allí es despojado de sus vestiduras. Aquí es recibido en
Jerusalén como el Rey justo y el Salvador; allí es expulsado de Jerusalén como
un criminal y un impostor. Que brille siempre sobre nosotros, Señor, la luz de
tu rostro, en la tristeza como en las alegrías, tú que eres la alegría y la
salvación de todos, tanto montado sobre el asno como clavado en la cruz.
Beato Guerrico de Igny
.
Abad cisterciense (Ca.
1080-1157)
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