domingo, 5 de abril de 2020

REFLEXIÓN DOMINGO DE RAMOS

Bendito el que viene en nombre del Señor
La fiesta de hoy presenta a los ojos de los hombres a aquel que nuestra alma desea bajo dos aspectos diferentes. Los dos aspectos atraen nuestra mirada; los dos son objeto de nuestro deseo y de nuestro amor, porque en ambos es el Salvador de los hombres. Si contemplamos al mismo tiempo la procesión de hoy y la pasión, vemos a Jesús glorioso y sublime y humillado y sufriente.

En la procesión, recibe los honores de rey; y en la pasión, es golpeado como un malhechor. Aquí, la gloria y el honor le rodean; allí, se revela sin forma ni hermosura. Aquí él es la alegría de los hombres y el orgullo del pueblo; allí, oprobio de los hombres, desprecio del pueblo. Aquí es aclamado: Hosanna al Hijo de David; allí oímos los gritos enfurecidos de la gente que pide su muerte, burlándose del que se hizo rey de Israel. Aquí la gente sale a su encuentro con palmas en las manos; allí le dan bofetadas y con cañas le golpean en la cabeza. Aquí es colmado de elogios; allí, cubierto de injurias. Aquí la gente extiende sus mantos ante Jesús; allí es despojado de sus vestiduras. Aquí es recibido en Jerusalén como el Rey justo y el Salvador; allí es expulsado de Jerusalén como un criminal y un impostor. Que brille siempre sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro, en la tristeza como en las alegrías, tú que eres la alegría y la salvación de todos, tanto montado sobre el asno como clavado en la cruz.

Beato Guerrico de Igny
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Abad cisterciense (Ca. 1080-1157)

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