lunes, 6 de abril de 2020

REFLEXIÓN LUNES SANTO

A los pobres los tenéis siempre con vosotros
Cristo fue entregado por ti, inmolado por ti, vive en la miseria por ti, y aun así, tú no das nada. ¿Hay una piedra más dura que vuestros corazones ante la interpelación de tantas razones? No fue bastante que Cristo padeciera la cruz y la muerte; quiso ser pobre, mendigo y desnudo, encarcelado para que al menos ante esta realidad te dejaras conmover. «Si no das remedio a mis dolores, por lo menos ten piedad de mí en mi pobreza. Si no tienes piedad de mí por mi pobreza, que mis enfermedades te ablanden y mis cadenas te enternezcan. Si todo esto no te conmueve, que te mueva al menos la insignificancia de mi petición; no te pido nada costoso, sino pan, un techo y una palabra amistosa. Fui encadenado por ti y lo sigo estando todavía para que, conmovido por mis cadenas pasadas o actuales, tengas misericordia de mí. He pasado hambre por ti y sigo sufriendo el hambre por ti. Tuve sed cuando estuve colgado en la cruz y sigo teniendo sed en los pobres a fin de atraerte hacia mí para tu salvación».

Jesús dice, en efecto: Quien acoge a uno de estos pequeños me acoge a mí. «Te podría premiar sin esto, pero yo quiero hacerme tu deudor para que lleves tú la corona segura. Por esto, aunque yo me podría alimentar a mí mismo, voy mendigando. Quiero que me des de comer tú, porque te amo ardientemente».

San Juan Crisóstomo
Natural de Antioquía, fue monje y obispo de Constantinopla;
gran predicador y escritor, murió en el destierro.
Es doctor de la Iglesia (Ca. 349-407).

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