miércoles, 8 de abril de 2020

REFLEXIÓN MIÉRCOLES SANTO

Sacar bien del mal, justicia de la injusticia

¿Acaso no os he escogido yo a vosotros? ¿Diremos que escogiendo a Judas el Salvador quiso cumplir a través de él, contra su voluntad, sin que lo supiera, una obra tan grande y buena? Esto es lo propio de Dios: hacer servir para el bien las obras malas de los malos. El malvado hace servir para el mal todas las buenas obras de Dios; el hombre de bien, al contrario, hace servir para el bien las malas acciones de los malvados. ¿Y quién es más bueno que Dios? El Señor mismo lo dice: Nadie es bueno sino Dios.

¿Quién es peor que Judas? Entre todos los discípulos del Maestro, entre los Doce, él es el escogido para llevar la bolsa y ocuparse de los pobres. Pero después de tal beneficio, recibe dinero para entregar al que es la Vida; persiguió como enemigo al que había seguido como discípulo. Pero el Señor hizo servir para el bien un gran crimen. Aceptó ser traicionado para rescatarnos: el crimen de Judas fue cambiado en un bien. ¿A cuántos mártires persiguió Satanás? Pero si no lo hubiera hecho, no celebraríamos hoy su triunfo. El malvado no puede contrariar la bondad de Dios. El Artífice supremo no permitiría la existencia del mal si no supiera servirse de él para que todo concurra al bien.

San Agustín
Oriundo de Tagaste (en la actual Argelia), fue obispo de Hipona.
Es uno de los cuatro grandes padres de la Iglesia latina.
Es doctor de la Iglesia (354-430).

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