sábado, 22 de noviembre de 2025

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO: ¿QUIÉN REINA EN TU CORAZÓN?

La solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, comúnmente llamada Cristo Rey, es una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico de la Iglesia Católica. Se celebra el último domingo del Tiempo Ordinario, justo antes del inicio del Adviento, por lo que también marca el cierre del año litúrgico. La Iglesia celebra la solemnidad de Cristo Rey y nos invita a contemplar a Jesús no como un monarca distante o un gobernante poderoso según los criterios humanos, sino como el Rey que reina desde el amor, la verdad y el sacrificio, nos invita a renovar nuestra fe en la realeza de Cristo, no como un rey terrenal, sino como Señor centro de toda la creación y de nuestros corazones, de nuestra propia vida.

La festividad fue instituida por el papa Pío XI en 1925 mediante la encíclica Quas Primas, en un contexto mundial de creciente secularismo, nacionalismos y regímenes totalitarios. El Papa deseaba recordar al mundo que la verdadera autoridad proviene de Cristo, y que su reino es de justicia, amor y paz. Originalmente se celebraba a finales de octubre, pero tras el Concilio Vaticano II (1969), fue trasladada al último domingo del año litúrgico, para subrayar su dimensión escatológica: Cristo como Rey que vendrá en gloria al final de los tiempos.

La liturgia de Cristo Rey está impregnada de simbolismo y solemnidad. Los colores litúrgicos son el blanco o dorado, símbolos de realeza y gloria. Se subraya que, aunque Cristo se manifiesta como Rey, su trono fue una cruz, su corona fue de espinas, y su poder se manifiesta en la misericordia, en el amor y el sacrificio.

La festividad tiene un fuerte soporte en la Escritura. Algunos textos clave son: El Hijo del Hombre recibe un reino eterno por parte del Anciano de Días. “Yo seguía contemplando en las visiones de la noche: Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás.” (Daniel 7,13-14); Salmo 93: ¡El Señor es Rey!; Apocalipsis 1,5-8: Jesucristo es el Príncipe de los reyes de la tierra; Juan 18,33-37: Jesús ante Pilato declara: “Mi reino no es de este mundo”. Sus palabras ante Pilato no indican que su reinado sea irreal, sino que pertenece a otra lógica, la del amor que transforma.

En un mundo que exalta el éxito, el poder y el consumo, Jesús nos propone un estilo de vida diferente. Nos recuerda que el verdadero reinado se ejerce sirviendo, defendiendo la dignidad de todos, especialmente de los más pequeños y vulnerables.

Celebrar a Cristo Rey hoy es más que una conmemoración histórica: es una llamada a reconocer a Jesús como el centro de nuestra vida personal y comunitaria. Su reinado no se impone por la fuerza, sino que se acepta libremente desde la fe. Él reina cuando vivimos según el Evangelio, cuando promovemos la verdad, la justicia y el amor fraterno, reina cuando la justicia y la caridad se hacen visibles. Por eso, es muy importante recordar que el Reino ya está germinando, especialmente cada vez que nos comprometemos en acciones concretas de amor.

Este domingo es una ocasión ideal para renovar nuestra consagración a Cristo Rey, tanto personal como comunitariamente. Como fieles, somos llamados a reconocer que Él es el Señor de nuestra historia, el que da sentido a todo lo que somos y esto no es una idea abstracta; es un llamado a dejar que su amor guíe nuestras acciones, pensamientos y palabras.

Señor Jesús, Rey del universo, hoy renovamos nuestra entrega a tu amor.
Te consagramos nuestra vida, familia y comunidad.
Reina en nuestros corazones con tu paz y tu verdad.
Haznos testigos fieles de tu Reino de amor. 
Amén.

Que Cristo Rey reine en tu hogar, en tu corazón y en nuestra comunidad. ¡Feliz solemnidad!

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